Los queretanos despiertan poco a poco de la Noche Vieja. Luego de una noche de celebración con familia o amigos, es momento de curar los excesos en los festejos de la última noche de 2023 y la primera madrugada de 2024.

FOTO: DEMIAN CHAVEZ
FOTO: DEMIAN CHAVEZ

El lunes por la mañana, aquellos que no aplicaron el “nada con exceso, todo con medida”, sufren las consecuencias: dolor de cabeza, sed, malestar estomacal, sensibilidad a la luz y ruidos fuertes, temblores, son algunos de los síntomas de aquellos adoradores del dios Baco.

Menudo, barbacoa, consomé, chilaquiles, enchiladas, acompañadas de una michelada, cerveza, o jugo de naranja, son las mejores formas de recuperar la “salud” ante los efectos de las bebidas espirituosas consumidas de manera generosa por la noche.

Rostros que reflejan cansancio, ojos rojos, labios secos, andar lento, delatan a aquellos cuya alegría y “ambiente” durante los festejos los hizo populares, aunque ahora, en silencio y en solitario, tienen que apechugar con los malestares.

Para los más afortunados, alguién les prepara en casa un suero, con refresco, agua mineral, azúcar, sal y jugo de limón. La creencia popular (ya la experiencia de muchos) dice que este brebaje ayuda a eliminar los síntomas de la resaca, el infierno de quienes gozaron de las glorias de la fiesta.

Para los más pragmáticos, un medicamento para las agruras y la indigestión y un suero comercial, son más que suficientes para recuperarse.

Bares, cantinas y restaurantes son buscados por familias, parejas y grupos de amigos que buscan alimentos y bebidas de manera urgente. Otros, aguantan estoicos, con calma, serenos ante lo inevitable.

Previamente, el domingo 31 de diciembre por la tarde, las calles lucen vacías. Los queretanos se alistan para despedir a 2023. Incluso, sitios como el Mercado de Abastos, siempre con movimiento y actividad, presenta un descenso de clientes por la mañana del último día del año.

Las tiendas de autoservicio también registran un número menor de clientes. Contrario a lo que pasa en Navidad, la cena de Año Nuevo es más libre, más al gusto de cada familia o del anfitrión.

Pozole, cabrito, lasaña, buñuelos, pasta, ensalada, son algunas de las opciones para la cena.

Hay quienes no descansan. Policías, bomberos, paramédicos, médicos y enfermeras, deben permanecer en sus puestos de trabajo. Sus actividades no les permiten tomarse un respiro durante esta fecha.

También otros trabajadores permanecen laborando. Tal es el caso de los empleados de las farmacias abiertas 24 horas, quienes deben atender a los posibles clientes que puedan llegar a lo largo de la noche. Asimismo, conductores de autobuses foráneos y personal de la terminal de autobuses. Ellos también deben permanecer en sus puestos.

FOTO: DEMIAN CHAVEZ
FOTO: DEMIAN CHAVEZ

Por la noche el movimiento se hace mayor en las calles de la capital queretana comienza a ser más intenso. Conforme agoniza el año la prisa por llegar a los lugares de reunión aumenta.

Quienes pasan el año en casa de un familiar se ponen de acuerdo. Algunos llevan una pasta. Otros, las bebidas, o las botanas. Algunos más, las uvas, que alcanzan los 100 pesos por kilo en algunas tiendas de autoservicios y en los mercados públicos.

Al final, sin importar el menú, lo importante es pasarla bien con los seres queridos, con aquellos que son importante en la vida. También son momentos para recordar a los ausentes, a quienes dejaron este mundo y a quienes están lejos. Los brindis, los abrazos, las sonrisas (en algunos casos las lágrimas) ocupan su lugar en las reuniones, mientras se escucha la pirotecnia que queman algunas personas, a pesar de la prohibición.

Las 12 campanadas suenan y una nueva vuelta al sol comienza.

Google News