Por: Christopher Chávez-Gómez


La comunidad de La Sabanilla, una localidad de Jerécuaro, Guanajuato, nota al sacerdote más alebrestado de lo común; situado en la puerta principal del templo, Jaime Flores da la bienvenida y reparte una hoja de papel con un ánimo especial: “¡vota!”.

Las personas llegan presurosas para ganar lugar; pero, quien se supone que celebrará la eucaristía en instantes, las tiene retenidas para saludar, y para algo más.

Todas ellas toman lo que se les ofrece porque, según los valores inculcados en Guanajuato, a los sacerdotes no se les puede despreciar nada, ya que, si lo hacen, serían groseros con “las cosas de Dios”. Una vez dentro, cada infancia, mujer y varón, portan aquella hoja doblada como si se tratara de una oración.

La misa transcurre con normalidad, y por ser día de la Ascensión del Señor, los blancos ornamentos relucen como la vivacidad del coro y el monólogo de la homilía.

Foto: Christopher Xto
Foto: Christopher Xto

A minutos de concluir la misa, el sacerdote trae a él uno de los materiales que momentos antes trataba de terminar; y para que ninguna persona se vaya sin antes escucharlo, comienza a hablar antes de dar la bendición: “la Arquidiócesis de Morelia nos ha mandado esta hojita para ser conscientes al momento de votar”. Continúa el párroco: “vota por la familia, el bien común y la participación, contra la desunión, el egoísmo y la apatía”.

El contenido está ilustrado por una figura de un ángel verde y azul a la derecha, que representa lo positivo que acaba de expresar el sacerdote; mientras que, a la izquierda, la figura de un diablo rojo ilustra lo negativo del mensaje. Y en la parte inferior del mismo, se halla lo que parece ser una persona que piensa, una persona situada a la derecha del imperativo: “¡vota!”.

Después de todo, y luego de la bendición, las personas salen del templo sin hablar al respecto, solo caminan con aquella hoja impresa por ambos lados, doblada en su bolsillo.

A tres semanas de llevarse a cabo las elecciones federales, las estatales en Guanajuato y sus municipales, la Iglesia no se queda atrás; hace lo propio para promover y orientar el voto.

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