Hace semanas, se hizo pública una acusación a Vicente Fox, según la cual durante años no ha pagado impuestos al SAT. La razón de esto es porque, según se explicó, le fueron condonados a sus empresas durante los dos sexenios que siguieron al de su presidencia. Se dijo además que tampoco ha pagado un crédito por el cual sus empresas fueron rescatadas por el Fobaproa, esa primera y enorme estafa maestra por la cual todos los mexicanos acabamos pagando los platos rotos de las malas decisiones de nuestros gobernantes, con la complacencia de los empresarios y gracias a la cual se acabaron beneficiando varios, como es el caso al que me refiero.

Si eso no es corrupción, que me digan entonces qué sí lo es. Conseguir un crédito que no se va a pagar y una condonación de impuestos porque se tiene el poder presidencial ¿puede llamarse de otra manera?

Lo increíble fue la reacción deFox: se enojó tanto por esas revelaciones, que se puso a despotricar contra López Obrador, un episodio más de una vieja enemistad que tiene hacia él, y que incluye llamarlo “Lopitos”, para según ha dicho, describirlo como que es “muy chiquito”; incluye haber hecho todo por conseguir su desafuero cuando Andrés Manuel era Jefe de Gobierno, acusándolo de construir un camino (hacia un hospital) sobre un predio al que según Fox no tenía derecho; incluye decir que él se iba a encargar “personalmente” de que “este cuate” (refiriéndose a AMLO) no ganara las elecciones de 2018: “Déjenmelo a mí, yo tengo mis mañas”; incluye hacer publicidad contra él; y recientemente incluye pedirle a los ciudadanos que no voten por Morena en las elecciones legislativas.

En mi opinión, si en lugar de enojarse y armar drama en las redes sociales, si en vez de tanta palabrería, twits, escándalo y exhibicionismo, hiciera lo que tiene que hacer, pagar lo que debe o si ya lo pagó, mostrar los papeles sellados por las instituciones respectivas en las que se consigne que se pagaron los impuestos y el crédito. Así todo quedaría claro.

Pero Fox ha preferido el camino de la confrontación y el insulto, lo cual al buen entendedor le resulta muy claro: no tiene manera de demostrar que sí hizo esos pagos.

Pero convendría recordarle que está repitiéndose una vez más la misma historia en la cual Fox siempre es el insultador y López Obrador siempre es el triunfador. O dicho de otro modo, que no se ha dado cuenta de que ninguna de las causas que ha promovido contra AMLO le han resultado y más bien al contrario, parece que en cuanto las promueve, se le voltean a él mismo en contra.

El expresidente debería ya resolver este asunto. Y, como dicen los recordatorios que nos mandan del SAT: si ya lo hizo, haga caso omiso de este mensaje.

Escritora e investigadora en la UNAM. sarasef@prodigy.net.mx

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