En colaboración con el Centro de Física Aplicada y Tecnología Avanzada (CFATA), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y el Centro de Investigación en Ciencia Aplicada y Tecnología Avanzada (CICATA), del Instituto Politécnico Nacional (IPN), la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) presentó Criollo de Tarimoro, un producto agroecológico.

El proyecto se centró en la producción de maíz precocido para pozole, envasado al alto vacío y a partir de maíz criollo cultivado en Tarimoro, Guanajuato, cuya semilla se ha conservado y transmitido a través de generaciones por los agricultores de la región.

Su esquema de cultivo agroecológico, en el que no se usan herbicidas, plaguicidas ni fertilizantes sintéticos, promueve la fertilidad de la tierra y evita la erosión, así como la pérdida de la biodiversidad.

A través de este proyecto, se gestionó la certificación del maíz orgánico de las variedades empleadas, occidental y cónica, mismo que se enfocó en crear una cadena de valor productor-consumidor-comunidad científica-sociedad, con especial énfasis en la creación de conciencia con relación a los beneficios que aporta a la salud, pues consta de compuestos antioxidantes y fenólicos, lo cual ayuda a su aceptación.

Teresa García Gasca, rectora de la UAQ, dijo que este es un  proyecto de beneficio común para que los productos del sector alimentario tengan valor agregado y, con ello, las y los productores puedan tener mejores ingresos.

“Decir que tenemos un producto agroecológico se dice fácil, pero no es nada sencillo y menos considerando al maíz.

“Siendo México un centro de origen,  tenemos que dar más,   ser más innovadores en el tratamiento, procesamiento, generación de variedades, cultivo del maíz, mantener nuestras especies nativas, las especies criollas, para preservar esta riqueza y diversidad natural en nuestro país”, apuntó. 

En su intervención, Marcela Gaytán Martínez, responsable del proyecto e investigadora de la Facultad de Química de la UAQ, afirmó que esto es una muestra de lo que puede hacer la investigación en México y lo que una universidad pública puede ofrecer a la sociedad.

“Tengo que agradecer a los agricultores de Tarimoro,  porque sin la disposición que ellos mostraron y la confianza que tuvieron hacia la universidad este proyecto no hubiera sido posible, a mis colegas que estuvieron involucrados en este proyecto,  a las autoridades universitarias y al financiamiento otorgado  por el  Conacyt”, expresó.  

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