Salvador Sánchez Galván trabaja desde hace 24 años en el Instituto Tecnológico de Querétaro (ITQ). Comenzó siendo jardinero y con los años pudo escalar puestos hasta llegar a auxiliar en el laboratorio de Mecánica, pero por cuestiones administrativas y burocrática no puede aspirar a otra plaza.

Hombre sencillo, quien con esfuerzo estudió la preparatoria mientras trabajaba, pues sólo contaba con la secundaria al momento de ingresar al ITQ, señala que aspira a una plaza mejor, pero a pesar de contar con los requisitos necesarios no puede hacerlo.

“Estamos hartos de lo que la Comisión Dictaminadora está haciendo en lo relacionado a las plazas que hay vacantes o cuando se jubilan los trabajadores, que dejan su plaza para que siga uno avanzado. Yo no he avanzado. Tengo 24 años aquí, voy en la plaza ocho y otros que van entrando que tienen seis o siete años ya van en el nivel 10”, dice Salvador.

Por ello, pide la intervención del gobierno federal y a la Dirección General de Institutos Tecnológicos que acuden al ITQ a verificar las irregularidades que dice existen en ese plantel educativo, pues no pueden aspirar a una plaza con mejor remuneración económica.

“Hemos metido cursos, hemos metido papeles que se nos piden para aspirar a otra plaza, y no pasa nada. Mejor a otros se las dan. A otros nuevos que tienen menos años y no sabemos porqué razones se las dan”, subraya.

Precisa que al interior del ITQ hay muchos trabajadores que tienen miedo a manifestarse por temor a represalias, por lo que no externan su molestia por la situación.

Afirma que para ascender de plaza se toma en cuenta el conocimiento que se tenga del trabajo a desempeñar, las calificaciones del jefe inmediato que se tiene, los cursos que imparte el mismo ITQ, pero, sostiene, se beneficia sólo a unos cuantos trabajadores.

Agrega que en su caso ha tomado cursos de capacitación sobre manejo de personal, para tener una mejor preparación y aspirar a una plaza con una remuneración más elevada.

Motivado por superarse, este padre de seis hijos, aunque sólo dos dependen económicamente de él, uno de ellos una niña de cuatro años y otra de 17 años, aspira a tener un mejor salario, pensando también en su jubilación, que por edad llegaría en seis años, pues actualmente cuenta con 54 años.

Explica que su trabajo consiste en darles herramientas a los profesores y alumnos que asisten al laboratorio de Mecánica a hacer prácticas, así como darle mantenimiento a la maquinaria que se encuentra en el mismo.

Dice que en ocasiones puede escuchar las clases de los maestros, excepto cuando otro docente le pide el apoyo para su clase y tiene que dejar de “tomar clase”.

Añade que a pesar de tener unas tareas específicas, muchas ocasiones debe atender a otros docentes que no tienen que ver con el rubro de mecánica, para “atenderlos como se merecen”.

Precisa que la relación que lleva con los alumnos es cordial, pues está convencido que el respeto es necesario para tener un trato cordial con los estudiantes del ITQ. Explica que cuando llega algún alumno a pedirle herramienta sigue el protocolo de llenar una ficha con las herramientas que solicita el estudiante, le pide su credencial y se puede llevar el material solicitado.

“Francamente no es subir, pues se necesitan más estudios. Ya me falta poco para jubilarme. Tengo 24 años de servicio, me faltarían nueve. Por edad me faltan seis, pero que uno se jubile con una plaza baja ¿Se imagina?”.

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