Ante los malos sueldos, la violencia y la pobreza que se vive en El Salvador, una familia decidió emigrar y cruzar el territorio mexicano, en busca de alcanzar el sueño americano.

Eduardo Sánchez junto con su esposa Viridiana salieron de una ranchería en El Salvador, tan solo 40 días después de haber nacido su segunda hija, atravesaron como pudieron la frontera, para llegar a nuestro país, en donde abordaron La Bestia (el tren), tren de carga que sale Chiapas hasta Tamaulipas para llegar a Estados Unidos.

“Aquí en México el gobierno ayuda más a la gente, allá no tenemos ningún apoyo por nuestras autoridades. Allá el que no trabaja no come, entonces el sueldo es muy mal pagado. Con los demás compañeros que nos subimos a La Bestia, nos vamos cuidando”, relató Eduardo.

Tras esconderse de un operativo del Instituto Nacional de Migración (INM) en las inmediaciones de Roncopollo en la colonia las Hadas de la capital queretana, señala que en el municipio de San Juan del Río, hay sujetos que cobran derecho de piso a los migrantes para pasar la noche.

Al llegar al municipio sanjuanense, un grupo de personas los golpearon para robarles sus cosas, por lo que mejor decidieron proteger a sus pequeños hijos.

“La gente como en todo lugar, nos ayuda, en San Juan del Río no te dejan, te ven y aunque tú les hables bien te dicen que no puedes pedir dinero y con todo y niños te golpean. Un hombre nos estaba pidiendo dinero que si queríamos estar ahí parados le teníamos que dar dinero porque era su zona de trabajo y el la controlaba”, señaló.

Largo viaje

Eduardo cuenta con 20 años de edad y su esposa 19 y van acompañados de dos pequeños. La primera de sus hijas tiene tres años y la segunda tres meses. Intentarán conseguir empleo, si es que llegan a su destino final en el estado de Florida, donde piensa trabajar como carpintero o plomero si es que le dan la oportunidad.

“Le sé hacer de todo, plomería, electricidad, carpintería y si no pues aún estoy joven y puedo cargar cosas en los muelles, así crecí cargando cosas, allá nadie me decía que no hiciera las cosas y me mantuve yo sólo, lo que quiero para mi familia es algo mejor, si nos podemos quedar en México bien, si podemos llegar a Estados Unidos mejor, pero voy a estar procurando por mi familia”, dijo el aventurero migrante.

De acuerdo con su historia llevan viajando mes y medio, pero su peregrinar no ha sido muy tranquilo puesto que perdieron la mitad de sus pertenencias en un tren al que no pudieron subir por cargar a los niños.

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