Para llegar al submundo se desciende por una escalera en espiral de 21 metros de profundidad hasta un pasaje donde hay un texto lúgubre que advierte “Arrête, c’est ici l’empire de la mort” (Detente, esto es el imperio de la muerte).

La experiencia es similar a bajar los círculos dantescos, al menos en el imaginario. El impactante recorrido no es para asustadizos.

La zona permisible de las catacumbas corresponde sólo al .05% de todo lo que existe debajo de París, en Francia, es decir, unos 800 metros de catacumbas, donde puedes observar miles de osamentas armoniosamente ordenadas. Al final, las rejas para evitar el paso de los curiosos al resto de galerías.

En la entrada, la revisión de pertenencias es minuciosamente controlada, mientras haces fila un elemento de seguridad te informa en el idioma que solicites lo que no está permitido pasar, ya que el osario que se presenta en las Catacumbas de París, por su carácter único, es frágil.

Caminar entre la muerte puede ser emocionante y sublime. Cerca de 6 millones de cadáveres los que se encuentran debajo de las calles, hay laberintos subterráneos con miles y miles de kilómetros de túneles llenos de arte urbano que la gente ha creado, sin luz, ni electricidad, sin señal en teléfonos móviles y sólo con pozos de acceso a respiraderos.

Descender es una experiencia única y se comprende que en algún momento se pusiera de moda bajar para conocer todo eso de manera clandestina.

Se dice que en el año 2003 se usaron varios túneles para hacer películas porno, se realizaron ceremonias no muy comunes de ciertas sectas. Es tan inmenso todo lo que hay abajo que en 2011 hubo fiestas donde entraron más de 300 personas, y debido a las desapariciones y muertes, las autoridades parisinas tuvieron que tomar la decisión de mantener una vigilancia especial en ese sitio.

La solución fue crear una unidad especializada de policías para patrullar de manera subterránea hasta terminar con la visita de los aventurados y arriesgados que se atrevían a estar ahí. En la actualidad está catalogado como un delito, y todo ducto que pueda llevarte a ellas se intenta ubicar y tener sellado.

Algo casi desconocido de Francia es que muchas de sus ciudades y pueblos fueron edificadas sobre antiguas minas de piedra, estas minas datan del siglo XIII y consisten en una red de túneles y cuartos subterráneos localizados durante la  época romana que servían para sacar la piedra caliza que utilizaban para la construcción de casas o castillos.

En su creación, estas minas en París estuvieron a lado del río Sena y era considerado lejos y a las afueras, pero poco a poco la ciudad creció y los laberintos de las minas fueron construyéndose en vertical y las minas comenzaron a ser un riesgo para la ciudad, por lo que se hicieron muchas remodelaciones para mantener las construcciones en buen estado.

Las excavaciones se realizaron hasta 1774 y en la época de la Revolución Francesa, entre 1785 y 1790, los cementerios se encontraron sobrepoblados, y por ley se decretó una orden de bajar a las antiguas minas los cuerpos de los yacentes y acomodarlos ahí, respetando su huesos y restos, convirtiéndose así en el nuevo osario parisino subterráneo.

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