Luego de su fracasada aventura electoral, por demás previsible, el regreso del llamado Doctor Muerte obedece a la intención de sostener y propagar, hasta el final, la versión oficial sobre la desastrosa gestión gubernamental relativa a la pandemia de Covid-19. Hoy queda más que claro que muchísimos mexicanos vivirían, de haber existido una mejor política pública relativa a esa crisis de salud.

Ahora, como coordinador general de Política y Gobierno -asesor de presidencia en salud-, Hugo López-Gatell fue invitado y confirmado hace unos días por López Obrador, su patrocinador; aunque también ya se puso a las órdenes de Claudia Sheinbaum, según ha dicho.

Es una especie de Rey Midas tropical, que, si bien no tiene la facultad de convertir en oro lo que toca, sí de transformar en desgracia lo que le encargan.

Como uno de los responsables –que afirma tener la conciencia tranquila-, confesó que de manera directa murieron 375 mil mexicanos, y aseguró: “en los estudios de mortalidad en exceso, tuvimos una mortalidad semejante, es decir, un aumento de mortalidad semejante a la que tuvo Inglaterra, España, Francia, Holanda…para el caso de México es aproximadamente de 780 mil personas”. Terrible, aún más si consideramos que se trata de cifras oficiales.

Ante la ausencia de autocrítica gubernamental, recientemente un grupo multidisciplinario de investigadores y académicos crearon la Comisión Independiente de Investigación sobre la Pandemia de Covid-19 (www.comisioncovid.mx.).

Entre sus primeras conclusiones, tenemos que: “El elevado número de fallecimientos no se explica en su totalidad por la situación del sistema de salud, la demografía o las condiciones preexistentes de salud de la sociedad mexicana (diabetes, obesidad, etc.). Mediante un análisis matemático, se estima que por lo menos 224,244 vidas se hubieran salvado, de haber existido un manejo diferente de la pandemia”. (El subrayado es nuestro).

La Comisión señala: “La gobernanza y gestión de la crisis estuvo caracterizada por un proceso fallido de toma de decisiones, que incluyó la personalización excesiva, la persistencia en el error, así como el rechazo a la deliberación y a la evidencia científica”.

Además, “la comunicación gubernamental se vio afectada por la minimización de la gravedad de la situación, el uso engañoso de datos, la justificación pseudo-científica de decisiones políticas y la decisión de gestionar la percepción de la sociedad, en vez de gestionar la crisis sanitaria para evitar al máximo los contagios y fallecimientos”. Asimismo, explica que las debilidades del sistema de salud, “se exacerbaron debido a reformas regresivas y a una política errática de subejercicio y recorte al gasto, lo que redujo su capacidad para responder a la crisis”, además de que la desprotección de sectores populares y grupos vulnerables “terminó afectando más a las personas de menores ingresos”.

En algún momento, más allá de la propaganda populista con la que se escabullen, quien es conocido como Doctor Muerte y López Obrador tendrán que rendir cuentas por esto.

La sociedad tiene que aprender.

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