El domingo pasado fuimos testigos de un debate entre candidatas y candidato a la Presidencia muy peculiar, de entrada porque por primera vez desde hace 18 años no participó Andrés Manuel López Obrador, quien ya se había convertido en un asistente recurrente en estos formatos de diálogo, siendo él uno de los personajes que marcaría para siempre este tipo de ejercicios por sus peculiares intervenciones; por otro lado es la primera ocasión en la que el partido blanquiazul, el tricolor y el de sol azteca son abanderados por una misma candidata, y pensar que durante años nos cansamos de decir que el PRI y el PAN eran lo mismo, ahora se desenmascaran y juntan al poco útil PRD en busca de sumarle a la lista unos cuantos votos, y para no perder la costumbre la logística del encuentro quedó a deber y se notó parcial en algunos momentos de la noche, no cabe duda que en esta carrera por la silla presidencial todo mundo tiene un rol y hará lo posible por desempeñarlo de la manera más conveniente para sus intereses.

Esta primer entrega entre las y el candidato, deja a la ciudadanía con un sabor un poco amargo. De entrada el candidato de Movimiento Ciudadano no tiene nada que hacer en la contienda, su fracaso es prácticamente un hecho irrefutable, sus carencias y debilidades son evidentes y nada, ni siquiera la sugerencia por parte de su equipo de asesores de sonreír ante cualquier eventualidad, le salvará de un descalabro de dimensiones considerables, con seguridad Dante Delgado, líder de MC, se estará cuestionando si dentro de su baraja de opciones viables no existirá alguien que compita con mayor decoro ante las dos candidatas que muestran mayor fortaleza. Aparentemente los naranjas son conscientes de qué su participación en la presente elección será meramente testimonial, por no dejar, dirían en mi pueblo. Por ello sus esfuerzos no apuntan a pelearle la punta al partido movimiento, sino a la alianza sin cabeza representada por la Señora X, quien tal como si fuera en su bici, no sale de un bache pata caer en otro.

En la escena principal están la doctora Claudia Sheinbaum y Xóchitl, donde es evidente una disparidad en cuanto a capacidades y propuestas. Qué tiempos aquellos cuando la oposición enarbolaba una postura inteligente, propositiva, con proyecto de nación plural, desafiante, combativo y seria. ¡Ah caray! Era la izquierda quien hoy en día gobierna. La candidata del Frente se ve que poco se preparó para el día del debate, se le notó enojada, nerviosa, como cuando no estudias para una presentación escolar, para contrarrestar su falta de propuesta se escudo en señalamientos directos hacia la exjefa de Gobierno de la CDMX y se burló de la ciudadanía al promocionar lo que serían los programas sociales insignia de su gobierno en caso de ser favorecida con el voto. Qué poca memoria tendríamos que tener para creerle, si ella misma fue un obstáculo en la presente administración para la implementación de programas sociales para todas las y los mexicanos.

Por su parte, la doctora Claudia se mostró capaz, bien definida en cuanto al proyecto que defiende y representa, serena ante las injurias de Xóchitl y con la comodidad de saberse respaldada por millones de votantes. Tiempo al tiempo, aunque el triunfo de la 4T es un hecho, lo que toca esperar es qué tan bajo puede caer la oposición.

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