El fin de semana pasado, en diversas ciudades de la República hubo movilización por parte del sector opositor, la llamada “Marcha por la Democracia” tuvo protagonistas con una reputación bastante desprestigiada, asistentes desinformados, ciudadanía clasista y un cómico sector que considera pertenecer a la clase alta y que por consecuencia el gobierno de AMLO afecta a sus intereses. Durante el recorrido de esta movilización se escuchaban voces quejándose del Presidente y sus decisiones, las cuales nos están llevando a una transición al “comunismo”, según los manifestantes, aunque con seguridad un alto porcentaje de los asistentes desconocen la definición de aquello que los mantiene inquietos de la actual administración.

Es claro que detrás de este tipo de protestas existen intereses económicos de aquellos que funcionaban como una camarilla de mafiosos durante los sexenios que antecedieron al de la 4T, siempre actuando desde la impunidad y la inmunidad, con la tranquilidad de que sus acuerdos con el gobernante en turno era más que suficiente para atropellar cualquier ley sin consecuencia alguna, total, para estos personajes valía más una complicidad que una amistad y bajo esa lógica se asumieron como los dueños del país por lo menos las últimas tres décadas. Ante un cambio de escenario político como el que se vivió en 2018 , donde millones de mexicanos y mexicanas le apostaron a un cambio de raíz, esta cúpula de políticos y empresarios empezaron a vincularse con figuras del medio del espectáculo, supuestos intelectuales cercanos a la derecha mexicana y figuras del clero, para cerrar filas y confrontar a lo que hasta hoy ha sido el único gobierno democrático de los últimos 70 años, por ello no es casualidad que el pasado domingo viéramos a personajes como Lorenzo Córdova y su sueño de volver a encabezar el INE; Jesús Zambrano y sus migajas del PRD; Xóchitl Galvez y sus números a la baja en todas las encuestas; Margarita Zavala, quien con un cinismo absoluto secunda la versión de que López Obrador tuvo nexos con grupos criminales en el pasado, cuando el propio gobierno de Estados Unidos ha desmentido que exista dicha investigación y peor aun, cuando fue su esposo Felipe Calderón quien sumergió al país entero en un charco de sangre debido a sus vínculos y los de su gabinete con carteles del narcotráfico.

Entre diferentes consignas se leía y se escuchaban manifestantes asegurando que vivíamos en una dictadura. Qué curioso, en el “actual régimen dictatorial” la oposición se manifiesta libremente sin acoso o persecución alguna, se tiene acceso a cuestionar al Presidente en vivo, en las instalaciones de Palacio Nacional, durante 5 de los 7 días de la semana y en especial cuando a mitad de su periodo existió la oportunidad de aplicar la revocación de mandato. Que poca memoria se tiene, cuando no se recuerda que por lo menos desde Luis Echeverría hasta Enrique Peña Nieto se vivió una guerra sucia que desapareció centenas de personas de las que hasta la fecha se desconoce su paradero, se sufrieron masacres como la del 68, 71, Tlatlaya, Ayotzinapa, Acteal y otras más, sin dejar de mencionar el asesinato de periodistas que con su pluma nos daban acceso a la verdad, pero incomodaban a los poderosos.

Las Marchas por la Democracia se dieron antes de este sexenio, lo actual es show de baja calidad y un intento desesperado por meterle mano nuevamente a las arcas de la nación por parte del viejo régimen.

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