Durante los desfiles, una de las mayores atracciones son los zanqueros, esos personajes que simulan ser gigantescos y fantásticos para capturar la atención de los más pequeños.

Víctor Rosas Martínez, quien es maestro del taller de zancos que se imparte en el centro cultural La Grieta, habló sobre esta disciplina y adelantó que como parte del curso, se está preparando un montaje que incluirá hasta ballet.

El principal objetivo del taller es que los chicos puedan caminar, bailar, brincar y moverse con agilidad arriba de los zancos, y aunque debido a la altura existe un grado de dificultad, en el entrenamiento se logra que pierdan el miedo para disminuir el riesgo de un accidente.

Para dar cierre al semestre de manera espectacular, se planea el montaje de una coreografía en la que se muestre la coordinación y el ritmo, pero sobre todo el logro del trabajo en equipo.

El arte de caminar entre las nubes
El arte de caminar entre las nubes

“Antes de empezar con la coreografía, los chicos tuvieron que subir y bajar escalones, rampas, esquivar objetos, desarrollar habilidades cognitivas, comunicativas y sensitivas, para no chocar y lograr una conexión con su herramienta de trabajo, que son los zancos”, detalló Rosas Martínez.

Este taller está dirigido a adolescentes y adultos entre 13 hasta 40 años, y se enfoca a dignificar esta expresión artística.

“Ahora estamos manejando dos clases a la semana de una hora y pensamos implementar una tercera para perfeccionar la habilidad. A los alumnos les llevó un mes aprender a andar en zancos y un mes más para hacer giros y brincos; en dos meses ya acaba el curso y planeamos realizar una parodia de ‘El Lago de los Cisnes’, algo muy divertido y amenizado con música clásica. Lo más seguro es que sea aquí en La Grieta en enero próximo, porque aunque terminamos el curso en diciembre, esperaremos para después de las pastorelas”, adelantó.

De aprendiz a maestro

Víctor Rosas Martínez es egresado de la licenciatura en Artes Escénicas en la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), y mientras cursaba sus estudios profesionales descubrió los zancos, un oficio que aprendió de manera autodidacta compartiendo experiencia y conocimiento con otros jóvenes que tenían el mismo gusto.

“A diferencia de la danza o el ballet, la metodología de esta disciplina aún está un poco retrasada, yo fui adquiriendo experiencia en los eventos en los que solicitaban zancos y tuve la oportunidad de trabajar con una compañía llamada Cornisa 20, que lleva a cabo muchos montajes en zancos y genera personajes que cautivan al público”, dijo y consideró que este proyecto ha sido un parteaguas para mostrar a los zancos como una gran herramienta escénica, no sólo por lo espectacular que resulta visualmente, sino como parte de un espectáculo artístico.

Después de más de 10 años de dedicarse a esta disciplina, Víctor ha creado una metodología para enseñar este arte, pero la mejor experiencia que comparte con sus alumnos es que este oficio permite trasportar al público a un mundo lleno de magia.

“Esta disciplina tiene un factor de riesgo, al igual que la cuerda floja, el trapecio y la chica en telas, pero la ventaja es que te acerca a la gente, por ejemplo, los niños tienen una reacción muy bonita cuando nos ven con el vestuario puesto, porque no se aprecia el amarre del pie, y piensan que de verdad hay personas tan altas, después los papás se encargan de romper la ilusión, pero me ha tocado ver montajes muy bonitos con zanqueros disfrazados de dragones o como un show que se presentó el año pasado en el Festival Internacional de Artes Escénicas, en el que todos eran aves, emulando el movimiento y el vuelo de estos animales”, recordó.

Así mismo detalló que el mundo de los zancos es impresionante, pero su labor radica en dignificar la profesión y desarrollar espacios de profesionalización y perfeccionamiento de la técnica, para mostrar a los zanqueros como lo que son, verdaderos artistas.

“Hay un cliché para los zanqueros callejeros, a los que ven como pandrosos, por lo que esta disciplina no ha logrado trascender esa línea de profesionalización, como otras que ya están en espectáculos grandes. Si el zanquero no dignifica su trabajo es muy difícil trascender, hay que cuidar los vestuarios, así como los materiales porque son la carta de presentación; debemos hacerle ver al cliente las exigencias que se necesitan para trabajar, tal como la altura de los escenarios donde nos presentamos, que no nos queden lámparas cerca u otro objeto que nos ponga en riesgo, y para eso debemos prepararnos, hay que crear talleres que perfeccionen la técnica y desarrollen montajes de calidad”.

El arte de caminar entre las nubes
El arte de caminar entre las nubes

Paso a paso… por los cielos

El tamaño de los zancos depende de un gusto personal, aunque hay unos que tienen alrededor de 20 centímetros y no se recomienda empezar con una altura muy baja; lo ideal es comenzar con medio metro.

“En el taller utilizamos zancos de aluminio, ya que es un material muy cómodo y resistente, en su momento yo aprendí con unos de madera que eran muy pesados, estos cuentan con un zapato de suela de llanta que da seguridad y amortigua el impacto en la rodilla, los zancos más altos que he visto son de 3 metros, además de la altura de quien los porta, lo que permite un alcance de cerca de cinco metros”, destacó.

Antes de subirse a los zancos se debe realizar un calentamiento previo, ya que para realizar esta actividad se necesita fuerza en piernas, abdomen y espalda.

“Cuando caminamos contribuimos al desgaste de rodillas, y si además agregamos dos o tres kilos en cada pierna —que es lo que pesan los zancos—, el desgaste es aún mayor, por lo que hay que ejecutar bien la técnica para evitar un daño posterior”.

El mayor riesgo de esta disciplina es caer, y en el taller se enseña a hacerlo correctamente, ya que debe evitarse una caída hacia atrás; es preferible hacerlo de frente para recibir el impacto en las rodillas y luego en las manos, luego girar y amortiguar cualquier golpe.

bft

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