Rincón Ojo de Agua fue el paraje elegido por los organizadores del evento TG Rocks México, ya que luego de pasar por una pequeña y sencilla comunidad, al final de esta se albergan escarpadas superficies rocosas que fungieron como pistas para la emocionante competencia.

Al llegar —aún como espectador— los sentidos eran saturados por una experiencia en donde la adrenalina y la velocidad se conjugan para brindar momentos únicos. El sonido era dominado por el rugir de los motores y a veces se llegaba a olfatear el olor a gasolina e incluso a llanta quemada, de repente uno que otro vehículo se atravesaba para debatirse sobre las irregulares superficies, sorteando rocas e incluso removiéndolas a su paso.

Competidores provenientes de toda la República se dieron cita a la segunda fecha de este serial que tuvo como sede la ciudad de Querétaro; unos pertenecían a algún club de Morelia, Monterrey, Zacatecas o Veracruz, entre otros destinos, mientras que otros se inscribieron como independientes.

Las categorías que se disputan son Stock, Legend, Pro-Mod, distinguidas por el equipamiento —principalmente de los neumáticos— que deben ser de 33, 37 y 40 pulgadas respectivamente, mientras que los participantes de Unlimited pueden estar mucho más equipados e incluir llantas de mayor tamaño.

Las pistas son delimitadas por banderines y por seguridad, la gente debe permanecer fuera de éstas. Durante la prueba, cada piloto va acompañado de su copiloto o spotter, que es quien desde afuera le da las indicaciones de hacia dónde debe seguir, dependiendo de su visión para librar de la mejor manera los obstáculos, en algunas ocasiones el spotter también mueve las rocas manualmente para ayudar al avance.

Las puertas, que definen el paso del vehículo están delimitadas por conos y en caso de tocar o arrollar uno de estos, se penaliza, otra de las acciones que restan puntos son las reversas; cada pista debe cumplirse en el menor tiempo posible.

Itzamaná Zuhlu de Zacatecas, quien pertenece al Club Chamucos Celaya participó en la categoría de Stock y señaló que la elección de esta sede fue ideal, pues las pistas sí representaron un reto.

“Sí topamos en dos o tres conos, pero parece que nos fue bien, realmente tenemos carros no muy modificados; entonces competimos en Stock”, señaló.

Mientras que por su parte, David Alejandro Nuñez, del club TPM 4x4 de Morelia, quien compitió en esta misma categoría, destacó que para participar se requiere de constante preparación de los vehículos.

“Realmente los Stock son casi de fábrica; se invierte en suspensión y llantas adecuadas, pero no pueden traer más equipo que ese, entonces lo que más se invierte es tiempo; siempre se están revisando, desarmando y armando las piezas para dejar el carro al punto”, detalló.

La categoría más impactante es la Unlimited, ya que lejos de tratarse de un jeep o un vehículo convencional 4x4, los modelos simulan más la anatomía de una araña; las suspensiones se alargan cual patas que se adhieren a las rocas para avanzar, a su paso la quema de llanta y el humo de la gasolina ofrecen imágenes dramáticas.

“El terreno es bastante adecuado para este tipo de competencias, las pistas están muy buenas; realmente son difíciles pero eso es a lo que venimos”, comentó Óscar Quintanilla, quien ha sido seis veces campeón nacional de esta pugna.

Al tratarse de un deporte de alto riesgo, las condiciones de seguridad son cuidadas al límite y además de la presencia del equipo de primeros auxilios, cada vehículo está equipado por un extintor, cinturón de seguridad y tanto el piloto como el copiloto, deben portar casco y guantes.

“Los requisitos dependían de cada categoría de acuerdo a las especificaciones del vehículo, sin embargo, todos deben cumplir con los requerimientos de seguridad. Al tratarse de un deporte de mucho riesgo, deben preverse y medirse los incidentes; si no hay seguridad, no hay evento”, señaló José Juan Rodríguez Zavala, director general de TG Rocks México y coordinador general de las cinco fechas.

Aunque sólo hubo una volcadura, no pasó a mayores y tanto participantes como espectadores salieron satisfechos del evento.

“Se requiere de una pericia muy buena, la parte alta de la montaña es increíble y el evento es espectacular”, compartió emocionado Alejandro Soria, de Elements Club, Ciudad de México.

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