El saludo. Querida “República”: cuando eres retenido en contra de tu voluntad, cuando te utilizan como garantía para obligar a un tercero a cumplir ciertas condiciones o te usan como “ficha de negociación”, te conviertes en rehén.
El mensaje.
“La Cosa Pública” ha convivido con grupos políticos —con autodenominados “movimientos”— que emplean la protesta, la toma de calles e instalaciones estratégicas como vía de presión social y negociación. Su “manual estratégico” les ha alcanzado para elevar sus peticiones, para eliminar leyes, bloquear iniciativas e, incluso, ganar elecciones.
Y no, en esta ocasión no aludo a partidos políticos. Te hablo de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que el pasado 15 de mayo inició un paro nacional con plantón en el Zócalo incluido, al igual que una serie de acciones de desestabilización que abarcaron cierres de avenidas, bloqueos a estaciones del metro, al Palacio Nacional y al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Los millones de rehenes visibles —molestos y estridentes— son los habitantes de la Ciudad de México.
Los millones de rehenes invisibles —incrédulos y silenciados— son las niñas, niños y adolescentes que fueron privados de su derecho a ser educados en las aulas; estimaciones “a la baja” apuntan a 35 mil escuelas cerradas y 3 millones de alumnos que dejaron de recibir clases.
¿Quién responde por ellos?, ¿quién resarcirá el daño que les están ocasionando sus propios maestros?, ¿quién regularizará el calendario escolar interrumpido en los estados más pobres del país?, ¿quién le pondrá un alto a este chantaje repetido año con año?
La coordinadora disidente de maestros, cercana al oficialismo y cuyo poder político se consolidó en la campaña electoral de 2018 bajo el amparo de López Obrador y Sheinbaum, ha desestimado las concesiones otorgadas hasta ahora por parte del gobierno federal, elevando sus exigencias —abrogación a la Ley del ISSSTE 2007 y aumento del 100% en su sueldo base—.
Como otras veces, los integrantes de la CNTE se escudan en la Constitución para sustentar sus demandas; ignorando que su libre manifestación tiene límites y que sus acciones ilegales afectan el orden público y los derechos de terceros. Como tantas otras veces, aludirán a su lucha social, mientras obstruyen la principal herramienta de movilidad social de millones de estudiantes. Y como ya ha ocurrido antes, la permisividad del gobierno en turno “saldrá a flote” al financiar indirectamente el movimiento —pagando los sueldos de maestros faltistas— y al permitir la toma de estudiantes y ciudadanos como rehenes, perpetuando este “círculo de manipulación, alianzas electorales y chantajes”.
La despedida.
Querida “R.”: aférrate a tu formación ciudadana, resiste y mantén un pensamiento libre en estos tiempos donde la democracia y la educación pública están siendo secuestradas.
La firma.
Tu amigo: “El Discursero”.
P.D. En espera de una próxima carta, deshazte del sobre amarillo.