Hoy cumple 492 años de haberse fundado esta ciudad, que actualmente lleva como nombre oficial Santiago de Querétaro, la cual es la capital política y económica de esta entidad federativa y se encuentra situada en el Bajío mexicano.

La historia, de acuerdo a documentos y libros, indica que hubo dos actores protagonistas en la fundación de Querétaro: El apóstol Santiago y el indígena otomí conocido como Conín, bautizado por los españoles con el nombre de Fernando de Tapia.

La fundación de la capital queretana, hace 492 años, se dio en el Cerro de Sangremal que se encuentra en la parte más alta del Centro Histórico, donde hoy se localiza el Barrio de la Cruz, zona en la que se construyó La Plaza de Fundadores y el convento y templo de La Cruz.

La historia señala que con la caída de Tenochtitlan se acentuó la migración de otomíes al Bajío. Dichos indígenas se establecieron en las cercanías de la actual ciudad de Querétaro, en una cañada conocida como Andamaxei, “lugar en donde se juega a la pelota”, y que en náhuatl significaba Tlachco.

A dicha cañada la llamaron en lengua purépecha “Crétaro o Queréndaro”, que derivó en Querétaro, cuyo significado es “pueblo o lugar de peñas” y también se traduce como “juego de pelota”.

Hernán Pérez de Bocanegra fue enviado por los españoles para convencer al indígena Conín de que aceptara ser su vasallo.

De acuerdo con la versión divulgada por los franciscanos, se asegura que la conquista de Querétaro se llevó durante un combate en el que participaron cientos de hombres que lucharon sin armas, a mano limpia.

El 25 de julio de 1531, las huestes de Fernando de Tapia y Nicolás de San Luis Montañez, y las de don Lobo y don Coyote, —jefes indígenas—, iniciaron la contienda, “se enfrentaron en la loma conocida con el nombre de Sangremal que se localiza en donde hoy está la iglesia y colegio de la Santísima Cruz”.

La leyenda dice que, en medio del combate, se registró un eclipse que oscureció el día con una opacidad tan pavorosa, que acongojaba los ánimos de todos. En medio de esta oscuridad observaron de repente, tanto españoles como indígenas en lo alto del cielo una cruz refulgente de color entre blanco y rojo, como de cuatro varas de largo.

Junto a la cruz se apareció el batallador patrono de España, el Apóstol Santiago, en su blanco corcel, como ya en muchas otras ocasiones se había aparecido en las batallas de los españoles contra los nativos a quienes se les buscaba conquistar en ese momento; decidiendo todas ellas a favor de los españoles.

Los indígenas sometidos se pacificaron y pidieron en señal de paz que se colocara una cruz en la cumbre de la toma del Sangremal, que fue el lugar donde se dio la batalla y donde se apareció la Santa Cruz y el Apóstol Santiago”.

La leyenda dice que los indígenas se sometieron y pidieron que se pusiera una cruz en la loma del Sangremal, como símbolo del milagro que ahí había ocurrido.

En ese mismo año se construyó una pequeña capilla en honor a la Santa Cruz y a mediados del siglo XVII edificaron la iglesia y el convento en el lugar, siendo actualmente uno de los lugares más visitados por turistas y queretanos.


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