Querétaro, Qro.

Al estrés laboral que enfrentan muchas personas por el trabajo en casa, se suman otras actividades que se deben de atender. Por si fuera poco con reuniones en Zoom, videollamadas con los jefes y las actividades propias del trabajo; también, se debe de estar atento a las clases de los niños, vigilar que el servicio de internet no falle y, además de realizar las labores del hogar, lo que puede derivar en jornadas de hasta 14 horas diarias de trabajo.

Alicia y Roberto trabajan desde casa. Se dicen afortunados por poder hacerlo. Sienten empatía con la gente que tiene que salir a las calles a trabajar, aunque saben que unos y otros tienen sus obstáculos en esta nueva normalidad.

La pareja tiene dos hijos, a quienes tienen que supervisar en sus clases en línea. Ambos cursan la primaria, por lo que es más sencillo que debido a su edad se distraigan y terminen viendo otras cosas en lugar de estar en clases.

“Nos ha pasado que nos distraemos porque debemos trabajar o las labores del hogar también nos absorben, y no ponemos atención a los chicos, a sus clases. Entonces es hasta que las maestras nos dicen que no están en clases o que apagaron la cámara y no respondían que nos damos cuenta que se fueron de ‘pinta cibernética’”, apunta Alicia.

Empleada de una institución educativa, dice que comprende por lo que pasan los maestros y alumnos. Son muchos meses de encierro, de no poder regresar a las actividades normales, de no volver a la rutina de salir de casa, dejar a los niños en la escuela, ir a trabajar, salir por los pequeños, ir a comer, regresar al trabajo y llegar a casa. Lo que parecía una carga pesada, ahora se extraña y se vuelve parte de una realidad que parece lejana.

Organizar las actividades

Alicia dice que en ocasiones siente que trabaja mucho más que antes, pues se tiene que sentar frente a la computadora desde temprano. A la par, debe de preparar el desayuno para la familia, mientras su esposo despierta a los niños para que estén listos al momento de iniciar las clases.

“Hay ocasiones en las que mi esposo hace el desayuno o la comida. Depende de lo ocupados que estemos cada uno. Él también trabaja en línea y hay ocasiones en las que debe estar hasta muy tarde frente a la computadora. Por lo regular tenemos hora de inicio, pero casi nunca tenemos hora de término. Hemos llegado a trabajar hasta 14 horas en un día. Es una locura”, comenta.

Roberto es asesor comercial. Su actividad requiere que ocasionalmente salga de casa a trabajar un par de horas, aunque la mayor parte del tiempo lo hace desde su hogar. Cuando debe salir aprovecha para hacer algunos pagos que no puede hacer en línea, además de comprar la comida para la familia.

“Agradezco el trabajo. Muchas personas lo perdieron y soy consciente de eso. Lo veo todos los días en la calle, o con conocidos que se quedaron sin una fuente de ingresos. A veces siento que trabajo más en casa que afuera. En casa hay que estar pendiente de los hijos, de las necesidades mismas de la casa. Desde preparar el desayuno o la comida, incluso la cena, hasta arreglar una llave que gotea o lavar la ropa. También se debe de limpiar la casa”, menciona.

Explica que no hay una división de actividades en casa entre él y Alicia. Simplemente hacen las cosas como ven que se requieren o cuando notas que el otro está muy ocupado para atender los asuntos del hogar.

Las pausas en el trabajo son constantes, lo que llega a atrasar las actividades de uno y otro. Tienen que estar pendientes de muchas otras cosas.

Afectaciones sicológicas

De acuerdo a un estudio dirigido por la Coordinación de Psicología Organizacional de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el estrés crónico, postraumático y económico; síndrome de desgaste ocupacional, trastornos de ansiedad e incremento en la depresión, serán las principales afectaciones en la población que hace home office, al menos durante dos años, derivado de la emergencia sanitaria.

En información divulgada por la Máxima Casa de Estudios, en noviembre pasado, la académica Érika Villavicencio Ayub explicó que con base en los resultados de la investigación “Impacto del Covid-19 en trabajadores mexicanos” los motivos del estrés son aislamiento, falta de contacto con familiares y compañeros de trabajo, pérdida de horarios laborales y amenaza de despido laboral.

Como parte de la investigación “Impacto del Covid-19 en trabajadores mexicanos”, se entrevistaron a más de 5 mil empleados de todo el país que realizan home office, a fin de conocer su estado de salud mental y su economía.

De ellos, 81% vive con temor de perder su empleo debido a los constantes recortes en la planta laboral o cierre de empresas, situación que les genera “miedo que paraliza a la persona, la distrae y la lleva a estar en un constante estado de alerta que afectará su salud mental y, por ende, la concentración en su trabajo”.

Adicionalmente, 87% se siente afectado económicamente, lo cual es preocupante porque 75% tuvo una reducción en sus ingresos, o tiene familiares que recibieron un recorte mayor al 50% de su salario. Además, 90% está preocupado por los gastos del hogar.

Aunque el Congreso de la Unión ya reconoció y reguló el trabajo en casa, para Alicia y Roberto la ley no cambia mucho la situación. Podrán tener más certeza en su seguridad laboral, pero el estrés y las “carreras” en casas continuarán mientras dure la emergencia sanitaria.

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