El llamado está hecho para las 9 de la mañana; sin embargo, los habitantes de El Pueblito, en el municipio de Corregidora, esperan impacientes desde las primeras horas del domingo el inicio del tradicional Paseo del Buey, que año con año se realiza por las principales calles de esta localidad como parte de “la fiesta grande” que este 2023 celebra el 287 aniversario de El Santuario actual de la Virgen de El Pueblito.

No importa la hora de la mañana, todos los habitantes salen ataviados con sus mejores vestimentas, muchos no sueltan la copa que, se nota, traen desde la noche anterior, pues esta comunidad se toma muy en serio la fiesta patronal más grande de El Pueblito.

Otros tantos con cerveza en mano también ríen y celebran, aunque la Policía Municipal detiene a los primeros en la plaza principal y los despoja de su stock de latones, ante los ojos de quienes ahí esperaban que pasara el toro.

Miles de mujeres, niños, adultos mayores y familias caminan hacia el Santuario a unirse a las personas que se aglutinan en la explanada del templo, donde se hace evidente que, ahora, la pandemia sólo un recuerdo, pues ya nadie porta cubrebocas y todos se aglomeran unos junto a otros, sin recordar que hace apenas unos meses aún existía “la sana distancia”.

Al centro de todos se encuentran al menos tres toros, amarrados con mecates para contenerlos, cargan en los costados zanahorias, ajos, cebollas, pan de agua, chiles, tortillas de colores, tequila, garbanzos, entre otros ingredientes que son indispensables para la preparación del tradicional caldo de buey, que se entregará al pueblo este lunes por la tarde.

Con gritos de “¡Viva!”, y porras, iniciaron los primeros rezos y la bendición de los animales, donde el padre encargado de ello, les recuerda a los pobladores que “los animales fueron creados por Dios y fueron puestos en la tierra para que los hombres sepamos salvaguardar la creación que Dios puso a nuestra disposición”.

Explica que estas fiestas tienen su origen el 5 de febrero de 1736, cuando se trasladó la imagen de la Virgen del Pueblito al santuario actual y se comenzó a celebrar lo conocido como “la fiesta grande” del santuario que está enmarcada en un novenario, cada día con culto, fe, ritos y tradiciones; el Paseo del Buey forma parte del segundo día de festejos.

“Con esta carne eran agasajados los habitantes de la comarca que asistían a los festejos. El animal, elegido entre muchos, tenía que ser paseado por las calles del pueblo, adornado de fiesta y para el caldo, para probar que no había sido robado. No se maltrata al animal, es para probarle al pueblo que es bien habido”, explica.

Aunque durante la bendición se asegura que los animales no sufrirán ni serán maltratados, en esta ocasión -contrario al año pasado-, los toros no dieron su paseo en remolques, sino que ahora sí caminaron por las calles (como se acostumbraba en años previos a la pandemia), donde fueron jalados por mecates, incluso alguno se cayó por el jaloneo, ante los rostros molestos de aquellos que siguen considerando esta tradición como maltrato animal.

En cuanto termina la bendición, la banda de viento comienza a tocar y se empieza a ver cómo la gente empieza a bailar, dar saltos y movimiento de cabeza es lo que se alcanza a notar entre la multitud, así como sientes de sombreros.

Así empiezan a hacer maniobras para acomodar a los bueyes e iniciar el paseo por las principales calles de El Pueblito, mientras son acompañados en cada paso por miles y miles de personas que gritan, vitorean y corren junto a los toros, quienes caminaron por casi una hora para llegar a donde fueron subidos a remolques para ser trasladados a su destino.

Una vez que termina el paseo, los animales son llevados al Rastro Municipal para su sacrificio y obtener la carne que será entregada al mayordomo y primera tenanche, encargados de repartirla entre el resto de los mayordomos, quienes prepararán el caldo que este lunes será repartido a los pobladores.

Luego de que concluye el paseo, las miles de familias comienzan a dispersarse y abarrotan los puestos de comida que se apostaron en las calles aledañas al santuario, desde menudo, barbacoa, taquitos de guiso y tamales... un festín de olores que se despliegan en el aire para despertar el apetito de aquellos que llegaron al festejo sin desayunar.

Aunque en apariencia el festejo concluyó (por el momento), los jardines principales siguen llenos de gente y niños que corren por todos lados, se nota que hay fiesta en el pueblo y los cuetes que truenan en el aire lo confirman.

La fiesta sigue y para toda la semana se tiene preparado un programa completo de peregrinaciones, eucaristías, danzas y festejos que le seguirán rindiendo homenaje a la Virgen del Pueblito.

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