Cuando se es niño cualquier rincón se convierte en un espacio de juego, cada objeto misterioso parece atractivo, aunque no se conozca el peligro que puede tener. Iván tenía nueve años cuando tocó un cable suelto de su nueva casa y una descarga eléctrica atravesó su cuerpo, dejándolo sin su pierna izquierda ni su brazo derecho.

A 10 del accidente que marcó su vida, Iván Dávila Urrea es uno de los convocados a la preselección nacional de futbol de amputados donde está buscando un lugar dentro de los 18 mejores futbolistas que estarán representando a México en el próximo mundial de amputados.

“Cada que hay preselección desde que llegué he estado convocado, no ha sido fácil, los entrenamientos son difíciles y te enfrentas a los mejores de la liga, es muy cansado, pero tengo que echarle ganas. Todos los días trabajo para tener condición y fuerza, para que cuando llegue el selectivo pueda quedar”, explicó.

Son tres controles los que se llevan a cabo para seleccionar a los representantes, Iván ya pasó dos; el tercero, el decisivo… está por llegar. Además, el equipo Coyotes de Querétaro lo tiene como su delantero estrella y está buscando trascender en la liga nacional. El futbol es un sueño que se hizo realidad, aunque no de la manera esperada.

“Me veo fuerte, me veo bien, hay que seguir echándole ganas para asegurar el lugar. Cuando era niño quería ser parte de una selección de futbol, representar a mi país, jugar un mundial, una Copa América y cuando sucede lo del accidente todo se viene abajo, la mentalidad decae, pero llegó la oportunidad con Coyotes de representar a Querétaro y ahora tengo la oportunidad de representar a México, me llena de orgullo que todo el trabajo que he estado haciendo se vea reflejado en esto”, comentó.

¿Qué es el futbol?

La selección mexicana de futbol es el equipo deportivo más mediático en nuestro país. Tiene afición que siempre está apoyando a pesar de las derrotas, a pesar de los marcadores en 7-0, de las fiestas premundialistas; los jugadores tienen millones de seguidores en redes sociales y son los deportistas que jamás se quejarán de la falta de apoyo y mucho menos se quedarán con las ganas de ir un torneo por no tener unos tachos en buen estado.

Pero existe otra selección, existe la selección de los infortunados, de aquellos que nadie conoce, de quien no se espera nada, una selección donde portar la camiseta tricolor representa un logro en el anonimato, una deuda económica, representa la virtud de sentirse afortunado el resto de su vida.

“Es la misma pasión, pero son situaciones muy diferentes, nosotros como jugadores que vamos a una preselección pagamos nuestro pasaje, he ido a Pachuca y a Guadalajara. Hay muchos que se vienen abajo porque la situación está difícil, yo les digo que no se echen para atrás, siempre para adelante y hay que pensar positivo”, dijo.

Hay quienes tachan al futbol como el peor de los males de nuestra sociedad, discriminan a quien es futbolista o inclusive a quienes aman este deporte. Para algunas personas, ser futbolista o tener gusto por el futbol en México es sinónimo de ser ignorante, es sinónimo de ser desinteresado por “asuntos sociales más importantes”, es sinónimo de ser naco, así tal cual. Lo que no se sabe, o pocas veces se conoce, es que hay gente para las que el futbol es su vida, es una motivación, es un ingreso económico y es la ilusión más grande porque significa que están vivos.

Visión de ganador

La escuela siempre es importante, Iván está por concluir la preparatoria, y comenzará a estudiar arquitectura, pero a la par, se prepara para lograr otro de sus sueños, ser entrenador de futbol. Sueña con estar algún día en el banquillo de Pumas o de Rayados.

“Ahorita voy a estudiar arquitectura para tener una base, y después meterme en lo que me apasiona que es hacer la carrera de director técnico es uno de los sueños que quiero lograr. Me quiero aventar las dos carreras en un mismo tiempo, yo me iba a ir a Toluca para estudiar dirección técnica, pero resulta que la Federación Mexicana de Futbol volvió a abrir aquí en Querétaro una sede para poder estudiar esta carrera”, comentó.

La discriminación sigue siendo un problema de todos los días, hay gente tan intolerante que desacreditan a las personas por su condición física. Iván está trabajando para ser una excepción, puede que no cambié la mente de los demás, pero puede intentar verse normal en un mundo de ciegos.

“Hace falta mucha conciencia, hay que apoyar a las personas, comprenderlas porque al final todos somos iguales, solamente somos diferentes en el pensamiento, pero todos somos seres humanos”, dijo.

Detrás de cada soñador hay un motor, un impulso que los motiva todos los días.

“Quiero dejar un legado, transmitirles a los chavos que nunca se den por vencidos. Todos los días que me levanto, la primera cara que veo es la de mi mamá, ella es una motivación muy grande, es todo lo que tengo, es la que me echa porras, la que está conmigo todo el tiempo, mis hermanos, mis papás, hay veces que no puedo en la cancha, la pierna me cansa y recuerdo todos aquellos momentos que batalle y que estuve luchando para estar ahí, recuerdo a mi familia y es lo que me impulsa”, reveló.

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