De mano en mano, de bolsa en bolsa, así viajan las monedas. Esos objetos metálicos, redondos y acuñados que en México se conocieron y circularon desde la tercera década del siglo XVI, aproximadamente desde 1535, tiempo en que se estableció oficialmente el Virreinato de la Nueva España y la fundación de la Casa de Moneda de México, la primera en el continente.

Como sustitución de los medios de cambio que utilizaban los indígenas, las monedas pueden ser el medio perfecto para adentrarse a la historia de un país que ha evolucionado a través de los siglos; que con las diversas impresiones que tienen por ambos lados, se cuenta con detalle la transición de los procesos políticos y sociales por los que ha atravesado México.

Desde que tenía cinco años, Juan Pablo Bernal Cuevas, inició sin querer, una colección de monedas por años. Mucho tiempo después, ya adentrado en el mundo de la numismática, se percató que era una de las diversas formas que existen entre los coleccionadores de monedas.

A sus 53 años, Juan Pablo, ingeniero mecánico y eléctrico con maestría en Alta Dirección por la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), hasta la fecha ha reunido más de 4 mil monedas en una interesante colección de todas las épocas, en los últimos años se ha especializado en la colección de la Revolución Mexicana.

EL UNIVERSAL Querétaro visitó el hogar de este coleccionista, integrante de la Sociedad Numismática del estado, y mostró algunas de las piezas más emblemáticas de su colección y contó las vicisitudes por las que atraviesan quienes se interesan en esta práctica, a la que consideró, le hace falta mayor difusión.

“La numismática es algo muy interesante para conocer la historia del país, siempre me ha gustado, con las monedas se conoce de minería, geografía, los entornos sociales de aquellos años”, aseguró.

Cambios a la numismática

Desde que recuerda, Juan Pablo se ha interesado por las monedas. Comenzó coleccionando piezas por año y uso corriente de la época durante varios años.

Cuando empecé a trabajar, hace 30 años, tuve la oportunidad de viajar por 32 países y siempre me quedaba los cambios de mis viajes. Me gustó mucho la numismática para conocer un poco de historia, de las culturas, pero regresando de los viajes me dije que debía de coleccionar las monedas de mi país”, platicó.

Hace 17 años Juan Pablo compró su primera moneda a un precio que él consideraba alto: 70 pesos. “Se me hacía mucho dinero, era una onza de plata la que compré. Tengo una colección de onzas a la que sólo le falta un año, pero 70 pesos era mucho dinero para mí, aunque con el paso de los años ha incrementado su valor a alrededor de 300 pesos, que es lo que cuesta actualmente”, contó.

Destacó que esta colección que está en planes de venta, pues su enfoque actual está en la Revolución Mexicana. Sin embargo, su especialización no ha evitado que Juan Pablo tenga piezas de distintas épocas.

“Las primeras monedas que hubo en México son de entre 1535 y 1570, eran muy parecidas las monedas que tenían imágenes que representaban más a los reyes españoles. Después hubo unas que se conocen como columnarias, que son un hito y mucha gente las colecciona”, platicó.

Existe una clave para los coleccionistas: el año y la condición de la cada pieza metálica determina su valor. Hay años de producción muy escasa.

“Tengo una colección de columnarias, pero el problema es que son tan cotizadas que hay falsificaciones”, comentó Juan Pablo, luego de revelar que existen varias formas de determinar la autenticidad de una pieza: el gramaje, el diámetro y el metal del que están hechas.

En tanto, con la Independencia de México llegó otra época monetaria, piezas que fueron hechas en distintos puntos del país y que actualmente son muy costosas.

“Vino el primer imperio mexicano tras la colonia, el imperio de Iturbide, que en dos años sacó monedas con su reinado, piezas coleccionables y de alto valor. Fue la época en la que se imprimió el águila, nuestro escudo, en una moneda por primera vez”, recordó Bernal Cuevas.

Desde ese entonces también, se incluyó en las monedas el símbolo de la ‘M’ de México con una ‘o’ encima, el cual, explicó el coleccionista, era el símbolo para diferenciar las monedas que circulaban en España (la ‘M’ en este caso es de Madrid) aunque encima tenían una corona. Ese símbolo es la seca, la casa de moneda que la fabricaba.

“En México hubo una época en la que existían hasta 16 secas, lugares donde se extraía la plata o el oro y se fabricaban las monedas ahí”, abundó.

Después, agregó, llegó la instauración de la República, época en la que todavía las piezas se llamaban reales, y había de distintas denominaciones, una explicación que Juan Pablo complementó con un libro especializado.

“Antes de coleccionar monedas hay que tener más información, desgraciadamente hay mucha gente oportunista que abusa de los que no saben y les compran muy barato o les venden muy caro”, aclaró.

Asimismo, explicó, que una vez que se instauró la moneda nacional en la República, en el segundo imperio de Maximiliano, donde se implementó el peso como denominación en lugar de reales, que en la actualidad son piezas muy cotizadas entre los coleccionistas pues sólo se fabricaron durante los años de 1864, 1865 y 1866.

Juan Pablo también ahondó sobre la restauración de la República, momento desde que las monedas comenzaron a tener impresa la frase República Mexicana, además de las variaciones del águila al reverso, a lo largo de los años. La leyenda de Estados Unidos Mexicanos se imprimió en las monedas desde 1905. Entre las piezas de la etapa porfirista más destacadas por su belleza se encuentra la primera moneda conmemorativa, el llamado peso de caballito, diseñado por el artista francés Charles Pillet para conmemorar el centenario de la Independencia de 1910.

Variedad revolucionaria que cautiva

Dicha moneda se fabricó durante cuatro años, de 1910 a 1914, pero el último año dejó de circular por lo que es el año más escaso. “Puede llegar a valer unos 24 mil pesos actualmente en buenas condiciones, en comparación de los 500 pesos que puede valer la misma moneda pero de un año común”, dijo.

Destacó que “Conforme te vas adentrando en la numismática te das cuenta de detalles importantes, uno diría me quedó con una de 1910, pero en este caso la de 1914 es la más escasa”.

El coleccionista aclaró que siempre le ha interesado la historia; sin embargo no tuvo profesores que le hicieran interesarse más en la materia, por ello prefiere la numismática.

“La numismática es muy apasionante, la vas viendo por etapas, la vas entendiendo mejor, más en Querétaro donde estuvo Maximiliano al final de sus días”, añadió.

Juan Pablo aseguró que eligió la etapa de la Revolución Mexicana por la variedad, pues la contienda de 1910-1917 alteró profundamente la emisión y la circulación monetaria.

“Prácticamente cada estado quería ser independiente”, dijo, debido a la escasez de efectivo, las fuerzas beligerantes se vieron obligadas a emitir sus propias monedas metálicas, generalmente de burda factura, billetes, vales y cartones para satisfacer sus requerimientos.

Gracias a esta lucha social que derivó en la proclamación de la Constitución Mexicana, la numismática mexicana se enriqueció con una amplia gama de emisiones revolucionarias ya que prácticamente cada estado emitió sus monedas.

Entre los ejemplares que posee Juan Pablo Bernal, acomodados primero por orden alfabético y después por año de emisión, sobresale una moneda hecha en Chihuahua, en Parral, del año 1914 que mandó a hacer Francisco Villa, “muy interesante, porque es conocida como un peso ‘Muera Huerta’, la primera moneda en la historia del mundo en donde se imprime un mensaje de muerte en lugar de glorificar a alguien”, declaró.

Otra peculiar moneda que está entre su colección es una moneda cuadrada hecha en 1915 en el estado de Oaxaca. De igual forma posee un peso Parral de 1914, muy escaso y raro, pero no tan buscado.

Entre las monedas que Juan Pablo se ha quedado con las ganas de adquirir de ésta época, está el peso bolita, “que está fuera de mi alcance, pues vale más de 100 mil pesos actualmente”, comentó.

Juan Pablo mostró monedas de todo tipo, algunas que parecían iguales, pero con detalles mínimos las hacían diferentes y les incrementaban su valor. Tan sólo de la Revolución Mexicana, su colección de 700 piezas, 200 componen su colección de moneda tipo SUD; son más de 2 mil monedas las que tiene de otros países.

“A mí me enseñó un señor coleccionista, que para que hiciera mi colección tenía también que vender algunas piezas, sobre todo las repetidas. Vendí mi colección de la Colonia para hacerme precisamente de la colección revolucionaria”, indicó.

Sin apego es mejor

Las monedas, aunque pasen los años de que circularon, son un mundo apasionante y por ende, peligroso, en el sentido de que puede existir un apego exagerado hacia estos objetos. Por eso Pablo tiene claro que sin apego, este hobby es mejor.

“Siempre lo hay, puedes ver personas de 90 años que se quieren llevar sus monedas a la tumba, algo triste, es uno de los males de los seres humanos el apego, no sabemos delegar, dejar o heredar en vida. A mí me gustaría dejar mi colección al estado o algún museo, que se muestre y no existe el riesgo de que me la roben”, agregó.

La Sociedad Numismática de Querétaro

Sobre la Sociedad Numismática de Querétaro, Bernal Cuevas detalló que se creó en el municipio de San Juan del Río, por Óscar Olvera que es el presidente, junto a Roberto González, también sanjuanense; además de Sergio Wences, de Morelia, y el propio Juan Pablo.

Aunque no están registrados todavía como una organización no gubernamental, la Sociedad Numismática de Querétaro se formó en septiembre de 2015 con el aval de la Sociedad Numismática de México. Actualmente son los cuatro fundadores más otros 10 integrantes los que conforman el grupo de coleccionistas que celebra reuniones cada mes.

“Óscar vio mi colección de la Revolución, hace unos cinco años, desde ahí tuvimos la intención de hacer la sociedad. Ahora estamos viendo qué más podemos hacer, apoyados por la Secretaría de Turismo buscar un espacio y hacer una exposición, y reunirnos de vez en cuando para fomentar la numismática en el estado.

“Hay muchas variantes, pueden dedicarse a coleccionar monedas actuales, con errores, de alguna época en especial, monedas extranjeras, pero entre más se fomente el precio va a bajar. La numismática ya se considera una ciencia porque tiene que ver con la metalurgia, la historia, la geografía y minería”, expresó.

Una práctica que poco a poco ha sido llamativa para su familia, en mayor parte por su esposa más que sus dos hijos. “En la numismática sí recuperas la inversión, a veces 100%, a veces 200%, a veces 50%, pero se recupera algo”, resaltó.

Pero más que un hobby por el que busca una remuneración económica, Juan Pablo Bernal se dedica a coleccionar monedas por la cultura que conoce, la historia que hay detrás de cada troquelado de las pieza redondas de metal que circularon por el país en distintos momentos y que al adentrarse a detalle son una gran forma para conocer a fondo la historia del país.

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