A pesar de contar con seguridad social, cuando Teresa “N” o alguno de sus tres hijos se enferma, acude a los consultorios de las farmacias genéricas porque es más rápido ser atendido en esos sitios, además de que los medicamentos son mucho más económicos que en otros locales.

Muchos ciudadanos, ya sea por necesidad o practicidad, como Teresa, acuden a estos establecimientos para curar una gripa, un resfriado, una infección estomacal leve, pues acudir a alguna de las instituciones de salud resulta más complicado, ya que se tiene que estar ahí desde temprana hora.

En este tipo de farmacias, algunas ubicadas en zonas populares, principalmente, las que son de cadenas pequeñas, la consulta médica puede variar de precio, pues en algunas es de 30 pesos, pero hay otras que son de 100.

Teresa, habitante del barrio de Hércules, explica que en la mayoría de las ocasiones cuando enferma suele autorecetarse, “pero cuando la situación se sale de control [ríe], de mi alcance [acude al doctor]. Esta vez fui a una farmacia cercana a mi casa donde venden medicinas similares. Es un doctor que tiene su farmacia, no tiene sucursal de cadena grande. Tiene su pequeña botica y vende productos similares.

“La verdad me resulta económico y la medicina me hace efecto, sale buena. También he probado de otros medicamentos genéricos, de una farmacia un poco más grande, donde los medicamentos son más caros, pero esta donde voy es sumamente económica y me resultó bien”, explica.

Teresa, quien se encuentra enferma de gripa, apunta que por economía suele acudir también a este tipo de establecimientos, pues sólo de medicina de patente, para un tratamiento de cuatro ampolletas, le hubieran costado 700 pesos, cuando en la farmacia genérica fueron 200, más 70 pesos de expectorantes y 100 pesos de consulta, un ahorro significativo para ella, pues una consulta con un médico general, en promedio, es de 400 pesos y 700 en el caso de algún especialista.

“Si es en un centro de salud tienes que esperarte desde la seis de la mañana, por ejemplo, en Pie de la Cuesta se forman desde las seis para salir al mediodía. Si hubiera sido Seguro Social hubiera tenido que ir a consulta, a urgencias, porque en consulta generalmente no te atienden, entonces es una buena opción, además de económica”, sostiene Teresa.

A pesar de contar con servicio médico en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), señala que hace mucho que no lo usa porque “para una persona que tiene una infección ocasional no vale la pena ir, porque son horas y horas de espera o de estar haciendo cita, o que si no llega algún paciente… por eso no vale la pena irse a formar desde temprano al Seguro Social”.

Madre de tres hijos, Teresa precisa que todos en su familia han acudido en alguna ocasión con el médico con quien va ella, pues la facilidad de estar cerca de su domicilio y la rapidez con la cual son atendidos les facilita regresar a sus actividades.

Funcionamiento

En Hércules, frente a la clínica del IMSS en ese barrio, se ubican dos farmacias de genéricos, ambas con servicio de consulta médica, que por lo regular siempre tienen pacientes en espera de ser atendidos y recetados por el mismo galeno, y cuya receta se puede surtir en la farmacia contigua.

Los consultorios por lo regular siempre están llenos de pacientes que acuden a consulta médica, ya sea por economía, al no tener seguridad social o comodidad, pues al igual que Teresa, prefieren una atención inmediata.

Esta necesidad de consultas médicas han hecho que Teresa busque los lugares donde puede recibir atención, como es el caso de un sanatorio ubicado sobre Ezequiel Montes, en donde las 24 horas del día se puede tener consulta por 200 pesos. Justo enfrente de este lugar hay una farmacia de medicamentos genéricos que cuenta también con servicio médico durante todo el día y la noche.

“Cualquier necesidad de doctor para algo que no sea muy importante, sino alguna pequeña gripa, una pequeña infección o cosas así, uno puede ir a uno de esos sanatorios y te cobran más barato que, por ejemplo, la Cruz Roja”, subraya.

Desde su punto de vista, Teresa considera que la atención rápida que recibe en los consultorios de las farmacias “libera” de pacientes al IMSS y otras dependencias, pues además de la facilidad para tener consulta y los precios bajos de los medicamentos, ayudan a aliviar algunos malestares.

La Ley General de Salud del país establece que los antibióticos no podrán ser vendidos sin receta médica, la cual debe de ser entregada a los encargados de la farmacia donde se adquieren los medicamentos. Tras esa reforma a la normatividad mexicana, en la mayoría de las farmacias de cadena se abrieron consultorios médicos, donde un galeno da consulta a los pacientes y les extiende una receta con su tratamiento (de así requerirlo).

Falta de regulación

Sin embargo, Teresa, con su experiencia para automedicarse, apunta que hay farmacias donde se pueden comprar los medicamentos sin receta, aunque sea en establecimientos fuera de la ciudad.

“Todos los antibióticos en la zona urbana ocupan receta médica, pero cuando tienes una infección fuerte y te vas a uno de los municipios cercanos no ocupas receta médica. Si vas a Huimilpan o vas a comunidades de El Marqués por un antibiótico, te lo venden sin receta médica. A mí me ha tocado, consigues allá las cosas y no necesitas ninguna receta médica”, precisa.

Otra cosa que ha notado Teresa en su visita a las farmacias de genéricos y similares es que la mayoría de los médicos tienen sus títulos y cédulas profesionales en los consultorios, lo que brinda cierta confianza a los pacientes que acuden a consulta.

En los consultorios de este tipo no sólo se ofrecen consultas, pues los doctores que atienden ahí pueden brindar otro tipo de servicio, como la medición de la presión arterial y glucosa en la sangre, aplicación de inyecciones, curaciones de heridas, entre otros servicios que se ofrecen en los servicios de salud institucionalizados, pero que por eficiencia y rapidez se prefiere acudir a los genéricos.

“La mayoría de los médicos son certificados, no hay ningún problema con la medicina o con los laboratorios que trabajan”, puntualiza Teresa.

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