Comenzó haciendo las tareas de diseño gráfico a sus amigos de la universidad, años después su primer cliente le pidió que dibujara la cabeza de una cobra en el cofre de su auto y el diseño le quedó horrible, hoy hace diseños para Harley-Davidson, una de las más grandes compañías de motocicletas en el mundo.

“Nunca me imaginé llegar hasta aquí, yo pensé que me iba a ganar la vida como pintor de carros, nada más. Llevo más de 20 años dedicándome a la aerografía”, dice.

Talento emergente

Édgar Ferrusca estudió la licenciatura en Artes por la Facultad de Bellas Artes, en Querétaro. Fue en la universidad donde dio rienda suelta a su creatividad, pues la asignatura de diseño gráfico le permitía hacer lo que él quisiera, sobre todo en la aerografía, que siempre fue su pasión y que se basa en crear dimensiones y texturas en cualquier imagen.

Poco a poco su talento se fue dando a conocer entre sus compañeros de clase, quienes le pedían que les hiciera sus tareas y a cambio casi siempre le pagaban con herramientas, específicamente con aerógrafos, que no son precisamente baratos.

“Yo siempre he sido muy creativo, mis compañeros me pedían que les hiciera sus tareas y les cobraba una lana o me pasaban sus aerógrafos, así me fui haciendo poco a poco de mi equipo, tuve aerógrafos de muchos tipos y para usarse de diferente forma”, menciona.

A medida que Édgar practicaba e investigaba nuevas técnicas sobre diseño y aerografía, las materias de dibujo le quedaban cortas. “El maestro te enseñaba a hacer palitos y bolitas, pero yo ya sabía más, incluso a veces me ponía a mí a dar la clase”, comenta.

Cuando Édgar Ferrusca todavía estaba en la universidad, su primer cliente le pidió que dibujara una cobra en la tapa de su vocho, Édgar lo hizo, pero el resultado fue fatal; él mismo reconoce que el diseño “quedó re’ feo”. Sin embargo, años más tarde, diseñar y dibujar calaveras de distintos tamaños y formas, se convirtió en su especialidad.

“Al principio mis clientes sí eran sólo por temporadas, sobre todo los señores que venían de Estados Unidos a visitar a su familia y me pedían que les pintara algún diseño en sus camionetas”, detalla.

Puesto a prueba

Con el paso de los años Édgar comenzó a realizar pequeños trabajos que le permitían ganar dinero y comprar su propio equipo, su técnica fue mejorando y también fueron aumentando las exigencias de sus clientes.

Cuando la tienda Harley-Davidson abrió sus puertas en Querétaro, hace siete años, Édgar Ferrusca se presentó ante los directivos y les dijo que quería trabajar para ellos; los empresarios le dieron un casco de motocicleta y le pidieron que diseñara algo, si les gustaba, el trabajo era suyo.

Édgar se llevó el trabajo a su casa, donde ya tenía instalado su taller. En el casco diseñó una especie de láminas que se desgarraban hacia la parte trasera del casco para cerrar con el logo y el nombre de la agencia. Con ese diseño se ganó a los gerentes de la empresa y desde hace siete años plasma sus diseños en cascos y motocicletas de Harley-Davidson.

“Cuando la Harley llegó a Querétaro mis amigos y clientes me decían que fuera a verlos, me llevé mis carpetas de trabajos, estaba el gerente, le dije que quería trabajar para ellos, que me dedicaba a la aerografía, y me dijo que le iba a pintar un casco y si le gustaba me daba trabajo. Gracias a Dios le gustó, el gerente me encargó otros dos diseños. Siempre he confiado mucho en mí y como me dieron carta abierta pues sólo hice lo mejor que sé hacer.

“En Querétaro hay varios talleres de pintura que trabajan para la agencia, y otras personas que hacen los diseños, pero a quien le piden los trabajos artísticos, a quien le piden que plasme esos diseños en el casco o en las motos es a mí. Ya llevo siete años trabajando con ellos y no ha habido quien me tumbe el puesto”, asegura.

Diseño para todos

A pesar de trabajar para una de las empresas más importantes en el ramo de las motocicletas, Édgar dice orgulloso que él trabaja para cualquier tipo de clientes, desde el joven que quiere un primer diseño en su auto, hasta el político que invierte miles de pesos en una motocicleta.

La Virgen de Guadalupe, San Judas Tadeo y las calaveras son los diseños más pedidos por sus clientes, mientras la agencia le pide diseños pequeños, minimalistas y sobrios, pero con alto nivel de perfección, algunos de estos incluso ha tenido que realizarlos con oro.

“Todo el mundo te pide calaveras y aunque no lo creas piden más a San Judas Tadeo que a la Virgen, también pega mucho la Santa Muerte. Muchos piensan que porque le trabajo a la agencia soy caro, pero no, yo les cobro lo que es, lo que gasto en material, el tiempo que gasto en realizarlo. Prefiero hacer un trabajo de calidad y con un precio no elevado para que los clientes regresen, así aseguro mi trabajo.

“Cuando comencé a trabajar en Harley fue como mi despegue, porque ahí sí empecé a cobrar realmente por mi trabajo, por lo que vale la aerografía, con ellos entré a otro círculo, a otro mercado. Porque mis clientes eran chavitos que poco a poco le iban invirtiendo a su carrito”, recuerda.

Desde que Édgar Ferrusca trabaja para la agencia, ha aprendido mucho de sí mismo, comenzando por reconocer que es una persona perfeccionista y que nunca le dice que no al trabajo.

En una ocasión, los miembros de la agencia le pidieron que plasmara un diseño sobre un casco, y que dicho diseño debía tener una textura similar a la de fibra de carbono. En ese momento no sabía cómo hacerlo, pero aceptó el reto y después de realizar miles de pruebas en su taller, finalmente encontró la forma de lograr el efecto que le pedían.

Édgar muestra con orgullo que sus diseños actualmente ya le han dado la vuelta al mundo, aunque el público no lo sepa, grandes y lujosas motocicletas llevan su trabajo plasmado en alguna parte de la carrocería.

“Este trabajo es mi pasión, hago lo que me gusta y afortunadamente de esto puedo vivir, esto me da de comer. Gracias a Dios ningún cliente ha renegado de mi trabajo, siempre compito conmigo mismo”, cuenta el aerógrafo originario de la Ciudad de México, quien llegó a vivir a Querétaro cuando tenía 13 años.


20 años de experiencia respaldan el trabajo de Édgar, quien llegó a vivir al estado cuando tenía 13 años


"A quien le piden los trabajos de diseños artyísticos es a mí (...) Ya llevo siete años trabajando con ellos y no ha habido quien me tumbe el puesto"

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