Erradicar el polémico grito de “puto” de los estadios mexicanos puede llevar hasta seis años, de acuerdo con cálculos del sociólogo, José Miguel Candia.

El especialista considera que esta expresión, que derivó en una multa contra la Federación Mexicana de Futbol por su empleo por parte del público que apoyó a la Selección Nacional en el Estadio Azteca, resulta “básica” y “desafortunada”.

“Es pobre como creatividad. Las porras suelen ser más imaginarias en ese sentido. Esta expresión la considero chata y poco creativa”.

Candia señala que pueden existir dos vías para lograr que la “moda” del alarido —considerado por la FIFA como homfóbico— deje de estar presente en el balompié tricolor.

“Una es la administrativa que es el castigo al público local, a los equipos de casa, pero va a ser cuestionado, porque habrá quien diga que no le podemos tapar la boca a la gente”, asegura el experto.

“Por medio de la persuasión, creo que es un camino que tendrá mejores resultados, pero esto va a llevar seis años más o menos, para que la gente entienda que más allá de la homofobia, hay cantos bonitos de las porras, que no dejan de ser peyorativos, pero que son pruebas de la creatividad”, explica.

El sociólogo dice que una campaña que logre convecer al público de no gritar “puto” cada vez que el portero rival despeje debe ser encabezado por figuras emblemáticas de los equipos como los jugadores.

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