Posee la etiqueta de “promesa”. La nueva escudería del piloto tapatío Sergio Pérez es una de las que más ha progresado en tan sólo seis años de existencia en la Fórmula Uno.

Bajo la inversión del empresario hindú Vijay Mallya, este equipo se ha mantenido en media tabla de 2010 a la fecha. En la más reciente temporada concluida, alcanzó un sexto lugar en el Campeonato de Constructores, justo por encima de cinco escuderías, pero también por debajo de otros cinco equipos.

Su fortaleza radica en que ha logrado diseñar monoplazas consistentes para superar a equipos con más años de experiencia, como Williams o Sauber.

Su objetivo inmediato es poder alcanzar un quinto lugar en la clasificación por equipos y regresar a uno de sus pilotos a un podio, en algo que no logra desde 2009, cuando el italiano Giancarlo Fisichella concluyó en segundo durante el Gran Premio de Bélgica.

En el aspecto económico ha logrado convertirse en una marca rentable y, hoy en día, es ya la séptima franquicia mejor valuada del serial, con 225 millones de dólares, y ya muy cerca de una firma consagrada como representa Lotus.

Para este año ha apostado por dos pilotos que en algún momento fueron rivales en la GP2. El mexicano Sergio Pérez y el alemán Nico Hulkenberg —en su segunda etapa con Force India— han mostrado ambición por estar en los primero planos. Este puede ser su último chance en la F1.

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