La esperanza muere al último. Representar a su país en los Juegos Olímpicos es el sueño de cualquier atleta. Te obliga a sacar orgullo, honor y responsabilidad. Todo el esfuerzo realizado durante semanas, meses y hasta años se condensa en aquel momento, esa milésima de segundo, que puede cambiar la historia del deporte… alcanzar la gloria: una medalla.

A los púgiles mexicanos Joselito Velázquez, Lindolfo Delgado y Juan Pablo Romero se les presentó la oportunidad en varias ocasiones, pero sin éxito. El último suspiro llegó en el Torneo Preolímpico de boxeo en Venezuela, lugar donde los nacionales consiguieron, prácticamente de “panzazo” el boleto.

Joselito reconoció que estuvo a punto de quedarse sin su pase a los Juegos. “Hace un par de semanas había gente que no confiaba en nosotros”, confesó.

La lucha de Velázquez fue contra un reloj de arena, pues el 18 de febrero se luxó el hombro derecho en Londres y su sueño se volvía pesadilla. “Fue algo que viví muy complicado”, narró el peleador. “Los medios y expertos del boxeo no pensaba que mi clasificación llegaría, es muy duro cuando hay personas que no creen en ti”.

El “Huracán” estaba consciente de que con sólo esfuerzo y trabajo, lo imposible, para muchos, él podría convertirlo en una realidad. “Estuve muy desmotivado por días, todo se veía lejos. Pero ir a Venezuela y que de esta forma pudiera asegurar mi pase, siempre marcará algo muy especial en mi vida”.

El originario de Cancún afirmó que se preparará al máximo para su primera pelea y así bajarse del avión de regreso con una medalla.

“Ya enfrenté a boxeadores que también van a ir a Brasil”, argumentó muy seguro Joselito. “Derroté dos veces al cubano Joahnys Argilagos, una en los Juegos Panamericanos de Toronto de 2015 y otra en la Serie, y él es campeón mundial”.

Con el buen ritmo conseguido en la ciudad de Vargas y su experiencia contra rivales participantes en la categoría mosca, “Huracán” tiene la esperanza de subirse al podio. “Puedo y quiero hacer algo importante por México”.

El último púgil en ganar una presea olímpica fue Christian “ Diablo” Bejarano Benítez, en el ya lejano Sidney 2000.

Esos 16 años de espera tienen que terminar, aseguró Lindolfo Delgado. “Tengo la capacidad para subirme a un podio. Es más, todos, los seis que viajaremos, podemos”.

“Lindo” consideró que el grupo que viaja a Brasil tiene todo para ponerle fin a la sequía. “Trabajaremos, nos apoyaremos y creceremos juntos”, sentenció Delgado.

Juan Pablo Romero, de 69 kilogramos, explicó que trabajarán en la condición física y la dieta.

“Es importante mantenernos concentrados. No podemos bajar los brazos, hemos luchado mucho para llegar a donde estamos y seguiremos luchando hasta conseguir lo que más queremos: una medalla”.

Los otro mexicanos que asistirán a los Juegos son Elías Emigdio, 52 kilogramos, Raúl Curiel, 64, y Misael Rodríguez, 75.

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