Meses antes de que iniciara actividades la liga de futbol profesional de mujeres en nuestro país, Paola Kuri, amateur de toda la vida y activista en favor de la profesionalización de este deporte, dijo a EL UNIVERSAL: “En apoyo al futbol femenino impulsé la campaña ‘Fut sin género’, en la que se propuso a la Liga MX y a la Federación Mexicana de Futbol, que la liga femenil mexicana tuviera un nivel competitivo en todos los aspectos, buscando que las niñas y jóvenes que se quieran dedicar a ello, lo puedan hacer profesionalmente y con solvencia. Aún falta por resolver el pago, que debe ser suficiente para que logren ser atletas de alto rendimiento, pero  aún hay muchos retos”.

El estereotipo  de que el futbol es “el juego del hombre” comienza a quedarse atrás pues, desde hace dos generaciones,  se ha convertido en el juego de la humanidad, sin distinción de clases, edades o géneros. Las mujeres norteamericanas,  europeas, japonesas y brasileñas han mostrado al mundo que la cuestión de género es irrelevante al momento del desempeño técnico, táctico y atlético sobre la cancha.

Por eso, la puesta en marcha de la Liga MX para mujeres fue elogiada y se vio como un logro del deporte nacional, si bien con varios años de retraso  respecto  a  España, donde están a punto de cumplir tres décadas de existencia o Estados Unidos, con nueve.

La mayoría de los clubes de la Primera División varonil se comprometió con la formación de  equipos,  cuadros femeniles e infraestructura necesaria. La primera temporada de la Liga MX femenil  rompió récords de taquilla y los partidos se pudieron ver por televisión. Sin embargo, los salarios son el tema en conflicto: el mínimo asciende a 3 mil pesos mensuales, y así no se podría hablar de una profesionalización.

Si alguna mujer aspirara a vivir de ser futbolista, tendría que estar entres las  jugadoras “estrella” cuyo tope máximo de ganancias mensuales es de 30 mil pesos y solo algunas están en dichas circunstancias: Cecilia Santiago, Nayeli Rangel y Mónica Ocampo.

El caso más destacado es el de Alicia Cervantes, del Atlas, quien afirmó que ganaba 1,500 pesos al mes y que, pese a su eficacia goleadora, el club no le aumentó un solo peso.

Para la jugadora del León, Leticia Vázquez,   “la Liga en lo deportivo ha sorprendido a muchos, por el nivel que cada equipo ha demostrado. Las mujeres tienen un gran nivel futbolístico y, aunado a una correcta infraestructura, se ha armado muy bien la competencia. Pasar del amateurismo a la profesionalización era un sueño para muchas. Actualmente, se consideraría la parte económica como un apoyo para la práctica del futbol. Lo que no impide que se siga avanzando  y, en un futuro cercano,  se logre ver como un trabajo de tiempo completo”.

*El dilema de género en el salario

Hay un desnivel salarial entre hombres y mujeres en el futbol profesional. Algunos de estos factores jurídico laborales deben tomarse en cuenta para aspirar a una justa retribución económica:

* El tiempo invertido para la práctica del futbol.

* Los resultados tanto individuales como colectivos en la cancha.

* Ingresos por patrocinios individuales y del club.

* Contratos de transmisión en medios de comunicación

* Ingresos por venta de boletos.

Todos ellos, entre otras  consideraciones más, deberían tener un impacto positivo inmediato en el alza salarial de las futbolistas mexicanas.

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