Barcelona.— Ni homenaje ni sentida ovación... Lo que vivió ayer Josep Guardiola en su regreso al Camp Nou fue una noche para olvidar, una noche en la que su equipo, el Bayern Munich, fue casi liquidado precisamente por el hombre que tanto le dio, Lionel Messi, cuyo doblete letal demolió la estoica resistencia alemana, a falta de 13 minutos para sacar el par de roscas del estadio Camp Nou.

“No hay sistema defensivo ni entrenador que pueda pararlo”, lamentó, resignado, el estratega del Bayern. “El talento no se para”, predijo previo a la contienda que resolvió justamente el astro argentino.

El crack sudamericano, el mismo que lideró los éxitos del técnico catalán al frente del 11 blaugrana, le dio, una vez más la razón con dos extraordinarios tantos en el momento preciso.

El 3-0 de Neymar fue sólo la culminación de una noche que había empezado ya con vientos fríos para Guardiola. Cuando el entrenador más exitoso en la historia del Barcelona asomó por primera vez al estadio azulgrana como técnico del Bayern, sólo unos tímidos aplausos se dejaron escuchar.

Es hasta probable que Guardiola, quien entonces saludaba a Luis Enrique, su amigo y colega en el banco azulgrana, oyera con mayor intensidad el sonido de los flashes disparados por la multitud de cámaras que retrataron la escena, justo antes de que la pelota echara a rodar en la ida de las semifinales de la Liga de Campeones entre el Barcelona y el Bayern.

“Mis sensaciones [respecto al público] han estado bien, he estado centrado en el partido”, se limitó a señalar Guardiola sobre la acogida de su antigua afición tras el duelo de ayer.

Durante el encuentro, como pudo, Pep sorteó la presión barcelonista al intentar retener el esférico desde la salida, aunque en todo momento se expuso ante el riesgo de perder el balón en zona comprometida, tal como sucedió a la postre.

Mas sin el suficiente talento, a falta de piezas importantes, careció de poder a la ofensiva. El 0-0 parecía el único camino en la estrategia visitante.

La misión duró 77 minutos y la paciencia del Barcelona fue premiada por el genio de Messi, quien con un par de goles, prácticamente instaló a su equipo en la final de la Champions.

Con certero remate, ‘La Pulga’ batió al espigado portero Manuel Neuer e invitó a sus compañeros a redoblar esfuerzos para incrementar la cuota.

Justo al minuto 80, tres después de su primer festejo, Messi dejó tendido a Jerome Boateng y techó al arquero alemán para el 2-0, para coronar el esfuerzo previo del croata Ivan Rakitic.

Ya en tiempo de descuento, en el 94’, el brasileño Neymar puso números definitivos que dejaron muy complicada la reacción en el Allianz Arena.

“Tuvimos la suerte de hacer el primero y luego vinieron los demás y sacamos un resultado muy bueno”, explicó Messi, quien celebró eufórico. “Fue una alegría por lo que significa el gol. No habíamos podido marcar y era importante para la serie”.

Guardiola dio por cerrada la eliminatoria... “El último gol fue una lástima, porque con el 2-0 teníamos opción”, decretó. “Con el Barcelona puedes jugar a defender en el área o a controlar el balón, y quisimos hacer esto último”, pero no resultó.

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