Por más intentos y recursos implementados, los toros no se presetaron para el lucimiento del diestro queretano Octavio García El Payo durante la corrida de aniversario 68 de la Plaza México de la capital. El encierro de la dehesa de Fernando de la Mora se presentó con falta de trapío para malograr el cartel más importante del año, dentro de llamada Temporada Grande.

Junto con El Payo, el hidrocálido Joselito Adame y el rejoneador español Juan Pablo Hermoso de Mendoza sufrieron con los de sus respectivos lote y ninguno logró una faena maciza para cortar oreja.

Simples destellos de una noche que se quedó sólo como una promesa de fiesta brava.

Con un terno de luces en color blanco, el diestro queretano se presentó por segunda una ocasión en una corrida de aniversario del coso de Insurgentes. A diferencia de hace un año en que logró faenas con mayor transmisión, esta vez no pudo hacer mucho ante los bureles que carecieron de bravura.

Quizas el más cerca de salir triunfador fue Octavo García, quien lo apostó todo con su segundo. Un burel emergente ante uno primero que estaba reparado de la vista. Faltaron unos cuantos capotazos para detectar el problema del astado. Por ello, lo regresaron a corrales y apareció uno que prometía salvar la noche.

A Nevado, El Payo lo trató con algo más que algodones. Le sacó macizas tandas por pitón derecho, ante los aplauso del respetable. Hilvanó algunas chicuelinas de temple.

Cuando intentó por el otro perfíl, el mejor ejemplar del hierro de Fernando de la Mora no presentó la misma transmisión. No obstante, la virtud del queretano fue la de manter el mismo tenor en su faena.

Sin embargo, en la muerte suprema, El Payo pinchó con el acero que dio por traste su actuar. Algunos le brindaron aplausos, pero la mayor parte del tendido quedó en silencio con el suspiro de no poder sacar los pañuelos blancos al aire.

Con el primero de la tarde, fue uno de los menos potables. Otro ejemplar falto de transmisión. El matador queretano le cortó distancia para provocar a su enemigo, le puso la muleta en el rostro. Colocó sus muslos cerca de los pitones, pero nada. Fue un toro sin bravura.

Misma suerte pasaron Adame y Hermoso de Mendoza, quienes apenas tuvieron pinceladas de su sobrada maestría.

Joselito Adame cosechó aplausos tras su primer turno, en donde embelesó con el capote al recibir con vistosas verónicas y molinetes. Pero, como pasó con el resto del encierro, vinieron a menos y fueron los indeseados protagonistas de ayer.

Google News

TEMAS RELACIONADOS