No es sólo que alguien en la oficina —con mucho más frecuencia un jefe— levante un poco la voz. Se trata de que él (o ella) formule gritos e insultos con un objetivo: lastimar.

Quizá esa persona no es consciente ni siquiera de ello, o tampoco la víctima lo sea, pero gritar en el lugar de trabajo no es una costumbre; es violencia y por desgracia, suele ser la más común o al menos la más fácil de ejercer.

Según una encuesta realizada en Reino Unido, 87% reportó haber sufrido violencia verbal.

Burlas, insultos, provocaciones, amenazas. Se le ha llamado acoso o bullying, o abuso verbal, pero en general, se cataloga como violencia en el trabajo y es sumamente dañina, incluso, al igual que los golpes.

“La intimidación verbal puede ser tan perjudicial en diferentes maneras como el bullying físico. Con éste, la meta es degradar a la víctima, haciendo parecer al agresor dominante y poderoso”, explica la organización Bullying Statistics.

Una definición de este abuso es la formulada por el estudio Verbal Abuse: The Words that Divide Impacto in Nurses and Their Perceived Solutions, el cual lo define como cualquier comunicación a través de la conducta o tono o palabras que tengan como objetivo humillar, degradar o faltar al respeto, dejando al destinatario herido emocionalmente o personal y profesionalmente atacado y devaluado.

Esta conducta, según el estudio, disminuye la felicidad e impacta directamente en la productividad.

En general, las mujeres suelen resultar más afectadas. Un estudio realizado por el Instituto de Gestión de la Salud de la Universidad Nacional de Taiwán demostró que entre las violencias estudiadas –psicológica, verbal y física– la verbal y psicológica fueron las más comunes. En ellas es 2.5 veces más frecuente la intimidación laboral según el Workplace Bullying Institute.

En México no hay cifras detalladas sobre este tipo de violencia, sin embargo, una encuesta realizada por la OCCMundial en nuestro país arroja una luz sobre el tema: 51% de los profesionistas mexicanos ha sufrido bullying laboral.

Entre ellos, 18.5% ha sufrido insultos o motes y 11% amenazas, dos manifestaciones incluidas en la violencia verbal. De la violencia medida por esta encuesta, 54% señaló que ésta fue ejercida por compañeros, mientras que 46% aseguraron venía de un superior.

Junto al abuso verbal, suelen venir otros tipos de violencia como el maltrato repetido, las conductas abusivas por parte de jefes y colaboradores, la productividad saboteada por otros, la conducta psicológica y física amenazadora y la intimidación y humillación, según el Workplace Bullying Institute.

Así, la violencia viene en conjunto y de hecho, describe una personalidad determinada.

Especialistas coinciden en que este tipo de maltrato es más comúnmente ejercida de jefes hacia subordinados y de hecho, es una de las características que definen a un tipo de liderazgo llamado “tóxico”.

Personas dañinas

Un documento publicado en la revista Workforce por Gillian Flynn describe a este tipo de líder.

“El gerente que acosa, amenaza y grita. El gerente que de acuerdo con sus movimientos de humor determine el clima de la oficina en un día de trabajo”, así es este tipo de jefe según este documento.

Florencia Peña, antropóloga especializada en temas de mobbing y acoso laboral, explica que este tipo de jefes suelen ser controladores, lo que les lleva a elevar la voz.

“En esta necesidad de reafirmarse a sí mismos, ellos hacen todo bien y los demás siempre hacen todo mal, y una manera de demostrar que las cosas se les están saliendo de control es gritar”, cita experta.

Peña señala que en México, esta situación es crítica debido a las condiciones laborales que prevalecen en el país, entre las que se encuentra la pobreza del salario mínimo.

“El maltrato verbal es una forma de castigo. Tendríamos que estar muy conscientes de eso. En una situación como la mexicana, la gente hace lo que sea por conservar el empleo. Es una violencia estructural de la sociedad”, explica.

El contexto de nuestro país favorece este tipo de violencia, contra la que, dicho sea de paso, no se tienen instrumentos legales.

En cuanto al sector público mexicano, la especialista asegura que el clientelismo –el que un jefe llegue a un puesto gracias a sus contactos no a méritos propios– es también un factor que fomenta la violencia, entre ellas, la verbal, ya que éste destruye instituciones debido a la poca preparación del nuevo jefe, en donde éste “está inseguro y una manera de maltratar es gritar”.

En casos extremos, puede convertirse en tortura psicológica.

Google News

TEMAS RELACIONADOS