Los Ángeles.— El stand de Volkswagen en el Auto Show 2015 en Los Ángeles, California, lució semivacío en los días en que el evento estuvo abierto a la prensa, pues pocas personas se detenían a preguntar sobre precios y modelos de la marca alemana.

El escaso flujo de interesados contrastaba con el de los espacios de otras compañías, como reflejo del escándalo en el que se vio envuelto la firma, por utilizar un software para falsear resultados de emisiones contaminantes en motores a diesel.

Los anuncios espectaculares de otras marcas exhibidos en las inmediaciones del centro de convenciones de esa ciudad dejaban claro que la competencia con los alemanes es frontal. Por ejemplo, en el cartel del Alfa Romeo Giulia Quadrifoglio, del Grupo Fiat Chrysler Automóviles (FCA), se leía en alemán “es maravilloso” a un lado de la foto del auto.

“A nadie le queda duda de que VW trató de engañar a las autoridades de Estados Unidos para vender sus autos”, comentó Gianfranco de Cesco, analista del sector. Pero dijo que tuvo que ver también con factores distintos al tema ambiental y manipulación de sistemas de detección y reporte de emisiones contaminantes.

Dan Ammann, presidente de General Motors, aseguró que este hecho fue una sorpresa para toda la industria. “Fue una sorpresa enterarnos que eso había ocurrido, no quisiéramos que esas cosas ocurrieran. Por nuestra parte, nos estamos asegurando en hacer todo correctamente para la industria y nuestros clientes”.

“Puedo entender cómo se siente la gente en Alemania, ingenieros y todos los que trabajan en el sector. Si en Estados Unidos hubiera ocurrido algo similar, prevalecería el mismo sentimiento. Fue algo que desde luego se pudo haber evitado, cuidando los planes y procedimientos de revisión y aprobación”, aseveró.

Mercado competido. De acuerdo con el informe 2015 sobre la industria automovilística de Estados Unidos que realiza la Alianza de Constructores de Automóviles (Auto Alliance por su nombre en inglés), esta actividad generó en 2014 ingresos por 2.9 billones de dólares, equivalentes a 12% del PIB, con una producción anual de 11.4 millones de unidades.

La industria automotriz estadounidense aporta al año más de 205 mil millones de dólares en ingresos federales y estatales por fabricación, venta y mantenimiento de automóviles. Genera 7.25 millones de empleos que mueven 500 mil millones de dólares por salarios y remuneraciones.

Según De Cesco, los estadounidenses escogieron el momento ideal con ley en mano para actuar, y tenían en la mira a VW desde hace tiempo.

“Lo que hizo VW fue muy burdo, querían conquistar el mercado estadounidense a su manera, ahora nadie sabe el impacto que tendrá”.

Antes de que terminara el primer trimestre de 2015 hubo otro hecho que no gustó a Estados Unidos, pues Audi (también parte de VW) trasladó la producción global de su SUV Q5 a Puebla, México, llevándose de Chattanooga, Tennessee, una inversión de mil 300 millones de dólares.

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