Desde 2005, Petróleos Mexicanos (Pemex) ha invertido 106 mil 585 millones de pesos para producir gasolinas y diesel de ultra bajo contenido de azufre (UBA) con el fin de mejorar la calidad del aire y reducir emisiones, pero a la fecha no ha logrado el objetivo.

Este año, según su Programa Operativo Anual 2016, cinco de cada 10 litros que se consumen en el país no son de esta calidad y una cuarta parte del diesel que se comercializa está en las mismas condiciones.

Incluso ha tenido que salir a importar este tipo de combustibles para cubrir parte del mercado que con producción propia no abarca y cumplir el compromiso asumido hace 11 años.

En 2016, tiene programado traer del exterior 109.7 mil barriles de gasolina UBA tipo Premium (71.9% de la demanda nacional esperada); 164.4 mil barriles diarios de gasolina UBA tipo Regular o Magna (26.2% del consumo), y 135.4 mil barriles diarios de diesel UBA, que representan 34.6%.

En agosto de 2005, Petróleos Refinación, entonces encargada de producir las gasolinas, reconoció que “no dispone de toda la infraestructura [plantas y equipos] para producir los combustibles de la calidad que demanda el mercado nacional, según la Norma -086-SEMARNAT-SENER-SCFI-2005”.

A partir de ese año, inició proyectos e inversiones millonarias que denominó Calidad de combustibles encaminados a producir gasolina y diesel con bajo contenido de azufre (entre 30 y 80 partes por millón para gasolinas y 15 partes por millón para diesel).

El proyecto se estableció en el Programa Sectorial de Energía, en el Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012, y en el Plan de Negocios de Petróleos Mexicanos y sus Organismos Subsidiarios 2012-2016.

En el análisis Costo-Beneficio de 2005, Pemex Refinación comprometió el calendario establecido en la Norma 086 en el cual se fijaron fechas en las que este tipo de combustibles iban a estar disponibles en todo el país.

Para octubre de 2006 se estableció la Premium UBA; en enero de 2009 la Magna UBA, y en septiembre de ese año el diesel. Sin embargo, han pasado 11 años y los proyectos de combustibles limpios siguen sin aportar la gasolina y el diesel prometido.

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