Manuel Barrón Solís, está emocionado. Luego de 28 años de peregrinar a la Basílica de Guadalupe, este año comenzará la caminata desde la comunidad de Neblinas, en Landa de Matamoros, el sábado 13 de julio, movido por la fe hacia la Guadalupana, devoción iniciada desde niño por sus abuelos.

Manuel también es subsecretario de la Asociación de Peregrinos al Tepeyac Florencio Rosas A.C. En estos días, además de alistarse para peregrinar, debe estar al pendiente de la logística del evento, que este año cumple 129 años de llevarse a cabo.

En la sede de la asociación todo se encuentra listo. Sobre la mesa de una de las oficinas están los rosarios peregrinos y las medallas que se entregarán a quienes participen en la caminata anual al Tepeyac.

El hombre, de 53 años, explica que los preparativos para la peregrinación arrancan en enero, pues en febrero se hace el sorteo, para ver cómo van a caminar los diferentes grupos que conforman la caminata.

Este año, indica, participarán alrededor de 35 mil peregrinos . De esa cifra, 15 mil serán mujeres, el resto, hombres.

“Mi fervor a la virgen de Guadalupe comenzó porque lo veía de mis abuelos. Luego un tío me invitó. Rezaba el rosario al pie de una cama, donde estaba una imagen de mis abuelos (que aún conservo). Así empezó mi devoción, aprendí a rezar el Santo Rosario, a agradecer por tantos favores que me ha hecho”, dice.

Narra que uno de esos favores, fue cuando recibió en su casa a su tercer hijo, en 1991. Su vástago nació en su casa, donde estaban sólo él y su esposa. “Para mi fue una impresión muy grande. El hecho de que él (su hijo) ahora esté sano y fuerte, es un milagro, porque te impresiona esa maravilla de la vida que ves sólo con tu esposa, sin anestesia, sin cesárea, sin doctores, sin enfermeras, sin nada. Para mi eso es un gran milagro. Mi hijo se llama Eduardo”.

El primer año que Manuel peregrinó a la Basílica de Guadalupe fue en 1973. Explica que esa primera experiencia fue muy agradable, pues iba con sus primos, Tenía 12 años. Ese año les llovió mucho y no iban preparados. Incluso, uno de sus primos, por querer ver unas vacas, se recargó en una barda que cedió ante el peso y cayó.

Manuel no ha acudido a la peregrinación en años consecutivos, pues las ocupaciones de la vida material no le han permitido caminar todos los años. Ahora, en la organización le gusta servir, pues muchas cosas las que se ven involucradas en el evento religioso.

Precisa que cuando se llega al Tepeyac se tiene una mezcla de sentimientos, pues se experimenta alegría y tristeza, recuerdos de los que ya no pudieron ir, de quienes ya fallecieron, como es el caso del vicepresidente, Efraín Orlando Olvera.

Dice que la peregrinación es una especie de retiro espiritual que se vive de manera diferente. “Se lo ofrecemos a nuestra madre santísima de Guadalupe, porque ella nos lleva de la mano a nuestro señor Jesucristo. Es un retiro donde hacemos un silenciamiento, nos olvidamos del mundo. Dejamos nuestro trabajo, nuestra familia, y ahora nos dedicamos a nuestros hermanos, pero principalmente a nuestra madre santísima de Guadalupe.

Hay incomodidades, que el aposento, que el cansancio, que la comida, que la bebida para mitigar el calor, que si nos rozamos, que las ampollas en los pies. Hay muchas veces que valoro a mucha gente que quizá no participa en todo lo espiritual, pero que tiene un gran valor por ir sólo caminando, pero lo ideal es que todos participemos (en las ceremonias religiosas) porque todos vamos en este retiro, en este silenciamiento del mundo y en este desierto, que es como caminó Jesucristo en el desierto. Se va pensando en lo que hicimos durante el año, qué dejamos de hacer, qué favores nos hizo, y reflexionando la palabra de Dios”.

Manuel caminará en el grupo Estrella Blanca, conformado por aproximadamente 50 peregrinos, entre los cuales están su hermano, su sobrino, uno de sus hijos y un tío, que lleva más de 50 caminando al Tepeyac. Van en familia o con conocidos, que quizá no se ven durante todo el año, pero en esos días son hermanos.

Los peregrinos llevan ropa, cobijas, plásticos, algunos llevan un catre, para descansar mejor, un par de zapatos extras, huaraches, sombrero, paliacate y mucha fe. “Esa (la fe) es la principal. Con eso lo demás. Es lo que nos comenta un padre, que nos preparamos en los físico, pero debemos prepararnos también en la fe”.

Manuel retoma su trabajo. Está contra reloj, pues aún tiene cosas que hacer antes de salir este viernes en la mañana a Neblinas, para comenzar su camino al Tepeyac.

Este año la peregrinación saldrá de diversos estados del día 12 al 28 de julio. También se cumplen 60 años de la peregrinación femenina.

De la ciudad de Querétaro los peregrinos partirán el 20 de julio, con la bendición de buen viaje en el Templo de la Congregación a las 04:00 horas de ese día.

A la peregrinación también se unen fieles de estados como Guanajuato y San Luis Potosí, que de acuerdo a la ruta se unen a las columnas en la capital del estado o en la Sierra Gorda.

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