A sus 25 años Guadalupe García es la primera mujer con el grado de cabo en el H. Cuerpo de Bomberos de San Juan del Río, junto con ella, 10 mujeres se desempeñan también en esta institución, de la que García se enorgullece.

“He visitado diferentes estados y también he tenido la fortuna de conocer las actividades y costumbres de Cuerpos de Bomberos de otros países como Estados Unidos (Houston) y Colombia, he visto que no se les brinda tanta oportunidad a las mujeres y eso es algo que admiro de Bomberos de San Juan del Río, siempre decimos que la mujer y el hombre realizan el mismo trabajo y se les trata de la misma manera, es algo de lo que me siento muy orgullosa”, celebra.

En el H. Cuerpo de Bomberos de San Juan del Río se manejan por grados y para lograr cada uno se realizan evaluaciones con las que ascienden de candidato a bombero, bombero de primera, cabo, sargento, teniente, capitán, mayor, comandante y segundo comandante.

Todos comienzan por la práctica de campo en las emergencias, pues ésta les provee de experiencia para saber controlar los siniestros.

“Mi función dentro de una emergencia es dirigir; a partir de cabo y hacia arriba son los que se encargan de coordinar la emergencia, verificar que no haya ningún riesgo y señalar cómo se va a trabajar; nosotros somos los que le comunicamos a los bomberos candidatos cuál es el lugar más seguro y ellos ya saben cómo realizar todo su trabajo”, dice.

En cuanto al oficio que la coloca en constante riesgo, asegura que procura compartir las experiencias fuertes con sus compañeros, pues sus familiares y seres queridos no están preparados para asimilar cuestiones tan impactantes; lo que sí comparte al llegar a casa es la satisfacción de haber salvado una vida o algún patrimonio.

Lupita afirma que todos los servicios a los que acude la marcan porque involucran los bienes de alguna persona o incluso una vida.

“Hubo una emergencia que se me quedó muy grabada porque durante la llamada dejaron muy poca información y había una persona involucrada, desafortunadamente tuvimos que buscar la dirección y no pudimos llegar a tiempo para evitar que la víctima sufriera quemaduras, eso me generó mucha impotencia”.

Por ello advierte que al hacer una llamada de auxilio, deben darse datos de manera exacta, comenzando por el nombre de la calle y referencias de puntos clave que permitan llegar más rápido al siniestro, además de brindar el nombre de la persona que reporta y un número telefónico, ya que cuando se recibe la llamada los bomberos comienzan a alistarse y mientras van en camino, pueden telefonear para guiarse y arribar lo más pronto posible.

La adrenalina como reacción al peligro son elementos con los que deben lidiar Lupita y todos los bomberos, cuestión que en esta labor se convierte en una ventaja natural.

“Para nosotros salir a una emergencia y poder ayudar a una persona, genera una adrenalina muy impactante y esa es la que nos ayuda para poder trabajar y sacar el servicio adelante”, señala.

La pasión de García comenzó de forma inconsciente desde pequeña, pues aunque nunca mencionó querer ser bombero, se divertía con escaleras y juegos que reflejaban lo que ahora es su labor diaria, que decidió emprender a los 20 años.

“Siempre que veía un camión de bomberos pensaba que iba a formar parte de esa organización”.

Asimismo dice que en este trabajo no existen horarios o fines de semana, ya que en caso de una emergencia, su apoyo puede ser requerido y es cuando debe olvidarse de cumpleaños o fiestas familiares, cuestión tanto su familia como pareja comprenden.

“No tengo esposo, pero mi novio es bombero y es algo muy bonito porque se complementa, sería difícil que alguien externo al medio entienda que trabajamos todos en conjunto los 365 días del año para estar al pendiente de cualquier emergencia, porque sabemos que un siniestro no nos avisa”, puntualiza.

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