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Ubicada en el corazón del pueblo mágico de Bernal, Querétaro, Panadería Abril se ha consolidado como uno de los referentes más importantes en la escena panadera local gracias a un producto que ha conquistado paladares: el pan de queso.
Esta creación artesanal, elaborada con quesos regionales y queso crema tipo Philadelphia, ha ganado reconocimiento por su sabor auténtico y sus combinaciones innovadoras.
El pan de queso no solo destaca por su receta, sino por su origen familiar. Panadería Abril nació en 1996 como resultado del legado de Don Ignacio Pineda, un panadero originario de San Antonio Tepetitlán, Estado de México, cuyo oficio fue heredado por su hijo Antonio.
Con esta tradición de más de 70 años, el pan de feria encontró una nueva expresión en Bernal: más artesanal, más creativa y con una conexión directa con los productos locales.

¿Qué ingredientes utilizan y qué variedades existen?
El ingrediente principal es el queso, que proviene tanto de la región ganadera de Bernal como de productores especializados. A esta base se le suman fusiones como zarzamora, higo, Nutella o pistache, lo que permite una oferta amplia para distintos gustos. El resultado es un pan de textura suave y sabor equilibrado, donde lo tradicional convive con lo innovador.
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Este producto se ofrece en varias presentaciones: desde piezas individuales hasta panes grandes ideales para compartir. La variedad responde tanto a la demanda turística como a los clientes locales que buscan calidad y sabor en cada visita.
Identidad gastronómica regional
La Panadería Abril no sólo es reconocida por su pan de queso. Su menú incluye pan de café, pan de elote, panqués, caracoles, cocoles y las tradicionales gorditas de nata, todos elaborados con técnicas artesanales que remiten al pan de feria que se vende en celebraciones populares y eventos regionales.
Con presencia en Bernal, Tequisquiapan y próximamente en el Centro Histórico de Querétaro, la panadería ha sabido integrarse a la Ruta del Vino y el Queso, un circuito turístico que destaca los productos locales. Su pan de queso, por tanto, no es solo una delicia al paladar, sino también una muestra del patrimonio culinario del estado.
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¿Por qué la gente elige este pan?
La respuesta está en su elaboración. Cada pieza de pan pasa por un proceso artesanal en el que participan entre 15 y 20 personas, muchas de ellas miembros de la familia fundadora. El trabajo manual, la selección de ingredientes de calidad y el compromiso con el sabor son factores que los clientes reconocen.
En días de alta afluencia turística, Panadería Abril llega a vender entre 150 y 200 piezas de pan de queso. Incluso en jornadas tranquilas, las ventas se mantienen, lo que refleja una demanda constante y una clientela fiel.

¿Cuál es la visión detrás del proyecto?
Antonio Pineda, actual líder del negocio familiar, lo tiene claro: mantener viva la tradición sin renunciar a la innovación. Panadería Abril busca conservar la esencia del pan artesanal mientras explora nuevos sabores y presentaciones.
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Más que un simple alimento, el pan aquí representa un legado. Es símbolo de esfuerzo familiar, de identidad cultural y de la capacidad de adaptación sin perder el origen.

¿Dónde se puede encontrar?
Actualmente, Panadería Abril cuenta con seis sucursales entre Bernal y Tequisquiapan, y se prepara para abrir una nueva en el Centro Histórico de Querétaro. Su expansión es el resultado de una trayectoria sólida, basada en el respeto por la tradición y la búsqueda constante de calidad.
En cada una de sus sedes, el pan de queso ocupa un lugar protagónico. Es el favorito entre turistas que llegan atraídos por la Peña de Bernal y por habitantes que lo consideran parte de su día a día. Sin necesidad de campañas publicitarias ni fórmulas comerciales, este producto ha logrado algo más duradero: convertirse en parte del gusto colectivo.
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¿Vale la pena probarlo?
Sí, porque es el resultado de una historia familiar con más de siete décadas de experiencia, un homenaje a la panadería de feria y una propuesta que refleja lo mejor de los ingredientes locales.
Una visita a Bernal no está completa sin probarlo. Y quienes lo hacen, rara vez lo olvidan.