La bailarina, coreógrafa y docente Guillermina Bravo fundó en Querétaro, en  1991, el Centro Nacional de Danza Contemporánea (Cenadac); y en noviembre de 2013 falleció, en esta misma ciudad. Las últimas palabras de la reconocida “madre de la danza contemporánea”, estuvieron dedicadas a sus alumnos: “¿Cómo está la escuela? ¿Cómo están los muchachos? Que no dejen de bailar, tienen que enamorarse de la danza, que la amen todos los días”. Ahora, son los estudiantes quienes están defendiendo su legado.

El pasado 1 de mayo, por primera vez en su historia, el Cenadac comenzó un paro de labores, por la falta de apoyo económico, tanto a nivel estatal como federal. Y los mismos alumnos de este centro especializado en danza contemporánea, convocaron a una manifestación pacífica en Plaza de Armas, “para hacer una clase de Graham en la calle, sin salones, ni maestros, ni músicos acompañantes, pues así es como nos encontramos actualmente”, expresaron.

“Esto es una manifestación pacífica, no buscamos crear revuelos, actos violentos o destrucción, solo buscamos ser escuchados, obtener respuestas con soluciones y continuar difundiendo la importancia de la falta de apoyo al arte”.
De mallas, leotardo o alguna prenda del Cenadac, preferentemente todo de negro, fue la solicitud que hicieron entre los mismos estudiantes para plantarse frente al Palacio de Gobierno. 

Y Guillermina Bravo estuvo ahí, no sólo en la memoria, una gran fotografía de la fundadora y directora del Ballet Nacional de México y Centro Nacional de Danza Contemporánea, acompañaba a los jóvenes estudiantes. Y una frase que han compartido estudiantes, maestros y docentes, es: “Guillermina, aquí estamos defendiendo tu legado”.

En su manifestación también se veía una pancarta con la frase: “La danza es cultura, si se pierde el colegio, pierde la danza contemporánea en México”.

La clase comenzó con los alumnos sobre el piso de cantera de Plaza de Armas, demostrando el manejo del cuerpo que les ha dejado su instrucción.

En el segundo día del paro, se realizó un acercamiento con la titular de la Secretaría de Cultura del Estado de Querétaro, Marcela Herbert, quien ofreció un apoyo que llegaría hasta después de un mes, luego de ingresar la solicitud correspondiente; propiciar el acercamiento con la Secretaría de Cultura federal; gestionar el proyecto para que el Cenadac deje de ser una instancia federal y sea del estado de Querétaro, proyecto que se podría concretar hasta 2024. Y apoyar con un evento, dentro de cuatro meses, para recaudar fondos que costeen las deudas de la misma institución.

Actualmente, el Centro Nacional de Danza Contemporánea tiene una deuda de dos millones de pesos, y desde hace un mes, el personal administrativo y docente no ha recibido su sueldo. “Lo urgente sería tener un presupuesto anual mínimo de cuatro millones de pesos”, detalló el director del Cenadac.

En 1987, el entonces gobernador de Querétaro, Mariano Palacios recibió una carta del director del INBA consultando la posibilidad de que se asentara en la ciudad de Querétaro el Ballet Nacional de México. El gobernador dio su anuencia, e instruyó a Juan Isla, “a apoyar a su directora Guillermina Bravo, hasta sus últimas consecuencias.

Así como se oye, porque los requerimientos fueron muchos y todos fueron satisfechos: construcción de un edificio adecuado y hasta un condominio para que vivieran los bailarines”, compartió desde sus redes el promotor cultural y escritor Juan Isla, a apropósito de este paro de labores, recordando que los encuentros con Bravo están relatados en su libro “Ejercicios frente a la hoja en blanco”.

El proyecto del Cenadac inicialmente lo descentralizó la federación, lo que en su momento era el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (hoy Secretaría de Cultura) y el Instituto Nacional de Bellas Artes.

“Entró dentro del programa de Descentralización de los Servicios y así llegamos a Querétaro. Si bien el Cenadac estuvo apoyado durante muchos años por la federación, a partir de 2009, y en los años subsiguientes, los recursos de la Federación empezaron a mermar, obviamente cargándole la mano al estado de Querétaro, el cual nos ha apoyado en la medida de sus posibilidades”, explicó Orlando Scheker.

Hoy, lo que buscan, es que la Secretaría de Cultura Federal, escuché sus peticiones y asuma la responsabilidad que se pactó con la misma Guillermina Bravo, hace más de 32 años.

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