“Toulouse-Lautrec Café” es un rincón inspirado en el arte parisino del siglo XIX, en el que pintores, músicos, literatos, lauderos e intelectuales de todas partes del mundo, se reúnen para la tertulia ocasional.

Cada mañana, Manuel Leal y Brenda Morales reciben con una sonrisa a sus primeros clientes, que como el alba, llegan frescos y listos para arrancar la jornada con un buen sabor de boca.

Sobre una característica mantelería de cuadros rojos y blancos, Manuela García —mejor conocida como Manu—, vierte su alquimia culinaria con ayuda de Beatriz, quien gracias a su sazón, les ha traído buena fama, incluso hasta entre los paladares más exigentes.

El proyecto lleva ocho años funcionando sobre la calle Hidalgo, en el mismo sitio donde el ex presidente Manuel de la Peña y Peña autorizó el 20 de mayo de 1848 el ‘Tratado de paz con Estados Unidos’, recuerda Manu, quien al preguntarle la razón por la que se ha vuelto paso obligado para los artistas e intelectuales nacionales y extranjeros, asegura que se debe a su cercanía con la Escuela de Laudería.

En el transcurso de 12 horas, los lauderos entran y salen con algunos restos de aserrín sobre la ropa; los pintores, bosquejan rasgos y formas mientras beben el café del día; los escritores dan vuelta a las hojas de su libro en turno, y de vez en vez clavan los ojos a su alrededor como en búsqueda de una nueva historia; las bailarinas se mueven con soltura hasta para pedir la cuenta, y los filósofos y antropólogos intercambian opiniones en acaloradas discusiones que se suavizan con el primer bocado.

Un cafecito con mucho arte
Un cafecito con mucho arte

Todo esto ocurre en un rectángulo de 11 por 5 metros, aproximadamente, en el que prevalece una decoración heterogénea con obras de artistas como Joel Merino, quien desde hace un par de meses montó algunas piezas de su colección pictórica titulada “Caxuj”, en la que aparecen mujeres triquis ataviadas con la indumentaria tradicional de su pueblo.

Estos cuadros conviven con las obras de Cyrielle Tremblay, Ezequiel Frías —aka Cheke—, Manuel Medina, Kabriele Rosas y otros artistas, quienes a su paso han dejado murales, cuadros e incluso textos de autor en el librero de casa, donde los asiduos también podrán encontrar plaquettes y antologías de narradores y poetas locales.

Cada jueves el espacio se convierte en una verdadera milonga argentina con la presencia de un grupo de amantes del tango, quienes bajo la guía del profesor Gerardo González hacen gala de la elegancia y la sensualidad de la danza rioplatense.

También hay presentaciones teatrales a cargo del dramaturgo Javier Velázquez, quién ha montado los últimos meses las obras “El hombre libro en Macario de Rulfo con Felipa en escena y músico en vivo”, y “Vértigo para hombre y rata”.

Platillos de autor

Manu asegura que pintores como Tania Quezada y Joel Merino, así como colectivos de artistas de la talla de The Board Dripper, son clientes asiduos que gustan de su especialidad en chilaquiles.

“Joel es de los clientes más frecuentes que tengo, lo vas a encontrar en Toulouse casi todos los días; hasta él mismo dice que ya es casi parte del inventario”, señala entre risas.

En la cafetería también se puede ordenar la ensalada Cervantes, que es preparada con lechuga, espinaca, aceituna negra, jamón serrano y queso de cabra; el croissant Neruda con jamón y queso; la baguette Schubert, con queso gratinado y la baguette Beethoven, que se prepara con jamón queso y tocino.

Otra de las delicias del lugar es la crepa Garro, que lleva crema de poblano y pollo, además de la hamburguesa Da Vinci con queso panela.

Un cafecito con mucho arte
Un cafecito con mucho arte

“Todos los platillos son un homenaje a grandes pintores, poetas y músicos de la historia; por ejemplo, la baguette de jamón serrano se llama Bach y las hamburguesas Pizarro, Van Gogh, Toulouse y Trébol, aunque esta última en realidad no se trata de un artista, sino de un cliente que diseñó su hamburguesa a base de doble carne, quesos y carnes frías”, detalla Manu.

Para acompañar el momento con un toque dulce existe una amplia opción de postres como alfajores, el croissant dulce Huidobro, con mantequilla y mermelada de la casa, así como pasteles y pays caseros.

Para garantizar la frescura del infaltable café de todo creador, el grano es molido al instante, y Manuel, “El artista de los lattes”, como lo apoda Manu, suele improvisar flores y rostros sobre la espuma espesa de las bebidas.

También es servido un exquisito chocolate oaxaqueño y colombiano —con queso manchego semi derretido—, además de infusiones y bebidas frescas.


Ubicado en Hidalgo 27, Centro Histórico, Querétaro.

De 9:00 a 14:00 horas se ofrecen paquetes para desayuno, y de 14:00 horas en adelante —además de la carta—, existe la opción de un menú corrido que varía diariamente.

arq

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