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”Dame, Señor, piedad para mí mismo y que mi obra te responda”, rezan los primeros versos del poema ‘Ni orgulloso ni humilde’ de Francisco Cervantes Vidal (abril 1938 - enero 2005), queretano reconocido por su labor poética y de traducción, un hombre que parecía serio, pero los que tuvieron la oportunidad de convivir con él, cuentan que era una persona sencilla, noble, sensible y de buen humor.

“A veces parecía niño y tenía una simpatía muy especial por los gatos”, recuerda Mónica Cadena, directora de la Biblioteca que lleva el nombre de Francisco Cervantes y que se ubica en el Centro Cultural Manuel Gómez Morín. Y le gustaban tanto los gatos, que en la escultura que instalaron afuera del Museo de la Ciudad, se ve al poeta y a su lado un pequeño gato bañado en bronce, acompañándolo.

“Quizá muchos no lo conozcan, porque él era una gente que tenía muy claro el asunto del protagonismo por un lado, la condescendencia y el apapacho por el otro. Vivió como quiso, unos podrían decir que murió en la pobreza pero no, murió en una riqueza de amistades, de cariño”, asegura Mónica, quien tuvo la oportunidad de hacer amistad, cuando el poeta tenía su oficina en el Gómez Morín, oficina que permanece hoy como un museo de sitio, conservando las cosas personales que dejó el escritor.

A QUE NO PUEDES COMER SÓLO UNA

Cervantes Vidal nació en Querétaro en abril de 1938. Estudió Derecho y escribió los libros de poesía ‘La materia del tributo’ (1968); ‘Cantado para nadie’(1982); ‘Los huesos peregrinos’ (1986) y ‘Regimiento de nieblas’ (1994), entre otros. Y colaboró en periódicos como EL UNIVERSAL.

También fue publicista, cuando radicaba en la ciudad de México, refiere Mónica Cadena, trabajó en una agencia y acuñó las frases: “Todo con el poder de su firma” y “A que no puedes comer sólo una”, esta última para una reconocida marca de papas fritas.

En 1977 se trasladó a Portugal, becado por la Fundación Guggenheim. Ahí creció su apasionamiento por la obra de Fernando Pessoa.

El poeta Raúl Renán, bajo el sello de Aldvs y el apoyo del Instituto Queretano de la Cultura y las Artes (IQCA), publicó el libro ‘Cara Lusitania’ (2010) con las traducciones de Cervantes, entre otras tres publicaciones que se presentarán este año.

Recibió el Premio Xavier Villaurrutia (1982); la Orden Rio Branco (1986) otorgada por Brasil y la Orden Infante Don Enrique (1999) de Portugal; ambas en el grado de Comendador.

Al regresar a Querétaro, “quería reencontrarse con la tierra que lo vio nacer, con sus propios fantasmas”, agrega Cadena.

Murió el 23 de enero de 2005, en un día nublado y con lluvia, como le gustaba al poeta que fueran los días.

Después de su muerte se creó el ‘Premio Nacional de Poesía Joven Francisco Cervantes Vidal’, que sigue vigente. Y a 10 años de su deceso, el Municipio de Querétaro gestionará que una calle de la ciudad lleve su nombre e ingrese al Panteón de los Queretanos Ilustres.

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