“Bienaventurados los que beben porque ellos verán a Dios dos veces”, es la frase que recibe a los visitantes en Bar de Cortés, una de las cantinas más populares del Centro Histórico, en donde el arte se fusiona con una extensa variedad de bebidas tradicionales y contemporáneas.

Ubicada en el número 123 de la calle Benito Juárez, esquina con Mariano Escobedo, el recinto recuerda en su fachada a las cantinas de antaño, donde las puertas de vaivén dejaban conocer a los curiosos lo que acontecía en su interior, incitándolos a pasar.

Aunque se trata de una edificación del siglo XVIII, fue hasta 1934 cuando adquirió su identidad como taberna, y desde entonces su forma se ha ido adaptando a los tiempos y gustos del administrador en turno. En 2004 José Cortés, un especialista mexiquense en hotelería y turismo, decidió comprarla para darle un nuevo perfil.

“Cuentan que empezó siendo una casa, luego un tendejón donde se comerciaba el clásico tequilita, que en aquellos años era mezcal o aguardiente (…) También se preparaba ‘La prodigiosa’, un licor hecho a base de hierbas amargas que se usaba con fines curativos para el estómago. Con el tiempo, aquí se le empezó a llamar ‘Piedra’, sólo que ahora se le agrega tequila y un poco de anís”, reveló.

“La decoración ha avanzado 85%, aún le falta”, dijo señalando las paredes altas del pequeño recinto, en el que destaca un mural sobre la barra de Uma Thurman haciendo de Mia Wallece en la película Pulp Fiction; a la derecha unas piernas de maniquí suplen las antenas de un viejo televisor, como si de él emanaran.

Y en el marco de la única ventana del recinto, descansa una mujer maravilla blanca y otra negra “aquí se respetan las banderas de todos: no somos ni homofóbicos, ni racistas, ni nada por el estilo”, agregó para explicar la doble presencia de la afamada heroína que es enmarcada por una constelación de pinturas, dibujos y antigüedades.

De acuerdo con José, hace un par de meses no quedaba ningún espacio en la pared para colgar otra pieza más. La colección inició cuando adquirió un hueso de toro cebú que utilizaban para reservar las mesas. Posteriormente, los clientes —en su mayoría intelectuales, estudiantes y artistas— fueron donando al espacio algunas de sus creaciones o remakes de artistas como Van Gogh, Edward Hopper y Frida Kahlo.

“Un día llegó una señora, ya entrada en años, del brazo de otra persona. Cuando se acercó hasta la barra me entregó un cuadro. ¿De quién es?, le pregunté, y ella me dijo que se trataba de Pantaleón, su esposo. Como él nunca salía de la cantina cuando estaba vivo, decidió traerlo”, relató entre risas.

Bienvenidos al Bar Cortés
Bienvenidos al Bar Cortés

A causa de varias filtraciones de agua en el techo, y de que el Centro Histórico de Querétaro forma parte del Patrimonio Cultural de la Humanidad, tuvo que reportar al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) esos desperfectos para intervenir la infraestructura.

“Hicimos un reporte para señalar los daños en el lugar; teníamos una gotera por ahí y por allá, y entonces salió la orden para que viniera un arquitecto y un ingeniero. Ellos revisaron minuciosamente y dieron su veredicto (…) Durante dos meses dejamos el espacio en manos del INAH, pero yo creo que los que vinieron no eran de la institución porque al retirar la bovedilla (…) las vigas, y demás, quitaron todas las cosas de cuajo, las destrozaron”, relató.

Actualmente sólo se conserva intacto el baño, el cual rinde tributo al urinario de Duchamp “La fuente” y donde se ha colocado una foto al desnudo del ex presidente estadounidense Richard Nixon, como “emblema de la decadencia de un mal gobierno”, y por el juego de palabras que inspira el caso Watergate en el que estuvo envuelto.

Especialidades

Como sello especial de la casa, las personas son recibidas con un plato compuesto por fruta y vegetales con rebanadas de manzana, pepino, jícama, naranja y zanahoria. Posteriormente se sirven botanas clásicas, como tostadas de carne tártara y chamorro.

Entre sus especialidades etílicas se encuentra la “Sangría de Cortés”, preparada con granadina, vodka, ginebra y vino tinto; “Buscando a Nemo”, cuyo sabor se caracteriza por la perfecta mezcla de licor de curazao y melón con jugo de piña; “Cosmopolitan”, es una fusión de campari, whisky, fernet y jugo de arándano. Además, son servidas cervezas y bebidas típicas de la región.

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