El libro biográfico del comediante Adal Ramones, editado por Planeta, está casi listo: “Me hablaron y me dijeron, queremos una biografía tuya, y dije: ¿biografía de qué? ¿Para qué?, y ya casi la termino”.

El comediante informó a EL UNIVERSAL Querétaro que su libro Incluirá la separación de su esposa Gaby, y de sus dos hijos, su salida voluntaria de la televisión, su relación laboral y de amistad con Emilio Azcárraga Jean, la soledad en la que ha vivido en últimos meses, y el regreso a la tv, donde goza de gran popularidad.

La película de Juan Carlos Carrasco, Martin al amanecer, por su parte, se estrena este viernes, es ficción y la primera interpretación trágica de Ramones. “Tenía que dejar mi zona de confort (en la comedia)”, alegó. Martín al amanecer es una película que Adal Ramones sintió que debía hacer, también sabe que no será taquillera: “Porque para eso mejor hago una (película) donde mato a mucha gente y salgo ganando siempre”, y sabe también que mucha gente buscará al Adal que ya conoce “pero para eso están los programas en YouTube, si vuelve el programa (Otro rollo) y si hago una comedia en el teatro la pueden ir a ver”, dijo.

Hace seis meses, el comediante Adalberto Javier Ramones Martínez se separó de su esposa Gaby Valencia y de sus dos hijos, Paola de 12 años, y Diego de 10 años.

Fue uno de los golpes emocionales que le ha dado la vida, reconoció. Dijo que sufre, sobre todo “por no poder dormir a mis hijos en la noche y comer con ellos”, y de su ex pareja “amor tan grande no he vuelto a sentir”.

Desde hace seis años, el comediante vive en la carretera. Ha recorrido toda Centroamérica, América Latina y Estados Unidos, con sus monólogos, como los que presentaba en la televisión, en el programa Otro rollo. El documental de esa gira está por llegar a los festivales de cine.

Ramones soñaba con ser actor serio de cine y se metió a actuar en películas que no le iban a dar ni la mitad de popularidad que un programa de Bailando por un sueño, por ejemplo. Apareció en Puños rosas, de Beto Gómez; Santos peregrinos, de Juan Carlos Carrasco, en Navidad SA de Fernando Rovzar, entre otras.

Reconoció que llegó a la comedia por casualidad, que en realidad nunca le ha gustado la payasada fácil y que de niño quería ser actor dramático, en la escuela montaba obras del francés (Albert) Camus, obras del irlandés Samuel Beckett.

“La vida me llevó a hacerla de conductor y animador de televisión, soy comediante por accidente”, dijo.

¿O sea que eres un hombre que piensa drama, pero todo le sale en comedia?, fue la pregunta. “Algo así”, respondió y se echó a reír.

Dijo también que la fama es mala consejera en muchos sentidos: “Ese concepto burdo de fama y éxito que no agarró a todos y que de repente difícilmente te das la oportunidad de arriesgar, salirte de tu zona de confort y de abrazarte a ti mismo y decir: qué querías hacer cuando estabas en la prepa y la universidad”.

Es parte de la naturaleza humana el querer relajarte cuando vas al cine o al teatro, dijo Adal “pero siempre habrá una parte de ti que busca las entrañas para saber en qué acabará una historia de un tipo que sufre”. Finalizó: “Ya me vendí mucho, y ya no me quiero vender tanto, ya me cansé”.

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