Los famosos “Tacos del 57” se han convertido en uno de los establecimientos favoritos de queretanos y turistas, ya que aquí se pueden probar platillos tradicionales como quesadillas, gorditas y tamales, preparados de manera artesanal, con recetas de antaño.

Hace aproximadamente 39 años, doña Blanca Aída Santa Cruz abrió las puertas de un pequeño local en la Avenida del 57, dentro del Centro Histórico de la Ciudad, en donde su amor por la cocina y su exquisito sazón se veían reflejados en cada platillo.

Los primeros guisos que ofreció fueron carne deshebrada, chicharrón y las clásicas quesadillas, que hasta la fecha aún siguen siendo los estelares del lugar. Con el paso del tiempo los comensales fueron transmitiendo de boca en boca la calidad del negocio, haciendo de éste un punto de visita gastronómico obligatorio.

Desde pequeño, Abraham Luna ayudó a su mamá en distintas áreas del negocio, y actualmente lleva las riendas de este sitio en colaboración con sus hermanos. “Creo que mi mamá trae el toque desde mi abuela, la tradición de la comida mexicana ha perdurado en esta familia”, comentó Abraham.

En sus inicios el restaurante estaba ubicado dentro de una pequeña casa antigua; un par de bancos y una barra fungían como asientos para los comensales. Hoy el lugar ha crecido, y ha sido remodelado un par de veces para ofrecer comodidad, así como un excelente servicio.

Se instalaron televisores y elementos estéticos para que el restaurante sea agradable a la vista de los asistentes; al fondo destaca el logotipo de un zarape con un sombrero iluminado, el cual ha sido ícono del negocio desde 1980.

El menú también ha tenido algunos cambios, ya que la variedad de guisados fue aumentando, además se incluyeron tamales de hoja de maíz, pozole y tacos al pastor a la carta. “Ahora ya nos guiamos por las recetas de mi mamá, tenemos altos estándares y porciones establecidas para que el sabor no cambie”, aseguró Abraham.

Esta modernización no ha influido en la visita de los clientes asiduos, al contrario, el equipo de trabajo describe a sus comensales como “generacionales”, pues han visto pasar familias completas por las mesas del restaurante.

“Hay personas que yo recuerdo que eran niños cuando yo también lo era, y hoy vienen con sus hijos, incluso los jóvenes acuden aparte con sus amigos o sus novias”, comentó Abraham.

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