Mazatlán, en Sinaloa, es un destino que no sólo ofrece experiencias de descanso y relajación en sus tantos kilómetros de amplias playas, sino que también se caracteriza por una extraordinaria gastronomía basada principalmente en los productos del mar y en los suculentos cortes de carne tan famosos en el norte del país.

Su oferta culinaria descansa en dos grandes columnas: los pequeños puestos, locales y restaurantes de comida tradicional, principalmente de pescados y mariscos, y en las nuevas propuestas de cocina contemporánea que han surgido en el Centro Histórico, un remanso de arquitectura colonial donde la personalidad cosmopolita del puerto encuentra su mejor expresión. En realidad, una escapada de fin de semana, o al menos cuatro días, es tiempo suficiente para descansar y hacer un pequeño recorrido por sus principales propuestas. Te armamos este menú:

Desayuno tradicional

Para ese apetito de las mañanas, qué mejor que disfrutar de los primeros rayos del sol que calienta las aguas del Pacífico en Los Panchos, uno de los restaurantes más tradicionales a la orilla del mar, donde las raciones son generosas, los precios accesibles y la sazón inigualable.

Los platillos servidos en este horario son una deliciosa composición capaz de llenar al estómago más exigente. Por ejemplo, el llamado José Ramón es un omelete de camarón ranchero con tamal de elote con rajas y frijoles; el Mazatleco consta de camarones rancheros y mochomo sinaloense (un platillo típico de la región que lleva carne de res, jitomate, chile y cebolla) con chilaquiles verdes y frijoles; y los chilaquiles mayas son chilaquiles con salsa de mole rojo y pollo desmenuzado, acompañados de ensalada de calabacita con elote. Estos grandes platos se escoltan por fruta, café de olla y pan recién horneado: ¡nada mejor para empezar el día!

Comida del mar

La Mazatleca es uno de los restaurantes nuevos del puerto, con un amplia carta de especialidades de mar con ingredientes frescos que se expresan en cada bocado.

Para quienes sólo desean disfrutar de mariscos frescos preparados a la usanza tradicional, están las tostadas de ceviche de camarón, atún, callo de hacha, jaiba y pulpo, con algunas combinaciones de mariscos bastante apetecibles; y los aguachiles de callo de hacha, camarón y atún que se ofrecen acompañados con salsas de chile habanero al limón o chile serrano, entre otras.

Asimismo, convida sus especialidades como las boyitas de salmón con callo de hacha, queso crema y lajas de salmón; steak de atún a la Mazatleca, marinado en tejuino gratinado en mayonesa oriental, soya y cebollín; y las chorreadas carnavaleras, camarón y pulpo presentados sobre un asiento de puerco, queso, cebolla y rábano curtidos, acompañados de guacamole. No te alcanzará el estómago.

Cena con acento colonial

Para cerrar el día, la recomendación es uno de los recién inaugurados feudos en el corazón del Centro Histórico: Casa 46, dirigido por el chef Marino Maganda.

Su cocina de autor no es lo único que lo coloca como uno de los más provocativos del puerto. Su privilegiada ubicación en una vieja casona restaurada de la Plaza Machado lo convierten en el escenario perfecto para una cena muy romántica degustando platillos innovadores, como el chilorio de jaiba, el capuchino de champiñón, la tarata de tomate confitado y el pulpo tatemado. Una apuesta arriesgada, pero con sello visionario.

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