Como cada semana, sigo recibiendo tus dudas e inquietudes para apoyarte como psico- terapeuta y sexóloga.

Pregunta: Buenas noches Rocío. Soy José Manuel, tengo 40 años, estoy divorciado y no tengo hijos, mi pareja se llama Ana Laura es separada y tiene una niña de 10 años. Tenemos dos años de conocernos y desde hace un año vivimos juntos; cuando nos vimos en la oficina nos flechamos, estamos muy enamorados y nos gustamos mucho. Hace poco hacíamos el amor a diario, a veces hasta tres veces por día, nos satisfacíamos completamente el uno al otro. No tenemos problemas de convivencia y somos muy felices.

La cuestión que vivimos ahora es que sin tener conflictos de ninguna índole, se agotó nuestro deseo, un día ella me dijo que ya no me deseaba y yo le confesé con mucha tristeza que yo tampoco. Queremos a toda costa seguir juntos porque nos amamos.

Estamos muy angustiados y ansiosos por no saber qué hacer, queremos resolverlo lo antes posible. Te agradezco la molestia y espero que nos puedas ayudar.

Respuesta: Hola José Manuel, gracias por tu confianza. Aparentemente no se ve el problema, esa es realmente la incógnita y lo que se oculta. Veo la ansiedad, que entre otros factores, es  mala compañera de los encuentros sexuales. Relajémonos y busquemos el problema.

Las preguntas serían: ¿cuál es el motivo de su ansiedad?, ¿cómo es posible que si la sexualidad es gratificante puede extinguirse el deseo?, ¿por qué se inhibe el deseo si persiste el amor? Muchas parejas se sorprenden a sí mismas porque de un día para otro descubren que donde antes había un fuerte apetito sexual, sólo queda desinterés. Es importante comunicarnos activamente; escuchar al otro y   a sí mismos. Tienen muchas cosas favorables y esos son los motivos de su problema.

Una de las causas más frecuentes en el consultorio es el problema del exceso,  como cuando comes algo que te gusta mucho y  lo disfrutas un día hasta saciarte, luego otro y otro más, pero si lo comes todos los días, te da una indigestión.

Como dice Ninon de Lenclos: “El amor casi nunca muere de hambre, con frecuencia lo hará de indigestión”.

Si usan y abusan del sexo hasta la saciedad, entonces el estímulo se convertirá en aversivo e inhibirá el deseo.

En la sexualidad, como en todo, tan malo es quedarse corto como el abuso.

El equilibrio es la solución, creo que  inconscientemente  forzaron la frecuencia con el fin de mantener la relación y no decepcionar al otro. Esto es más común de lo que te imaginas y es normal que obteniendo tantas gratificaciones como pareja, les aterre la idea de perderse el uno al otro y por eso tienen la tendencia de querer cumplir siempre.

Si ustedes aspiran a vivir en pareja deben plantearse una estrategia de “ahorro sexual”, es decir, guardar una parte del deseo y no siempre estar a la disposición del otro por quedar bien. A veces hacemos el amor porque el otro quiere y está bien, pero no siempre puede ser así.

El exceso siempre es un defecto. “Cuanto más vivo es el fuego, antes se convierte en cenizas”.

La madurez es un factor determinante y muchos de los problemas sexuales de la pareja no son más que la expresión de las respectivas problemáticas de cada uno. Las personas más maduras tienen menos problemas sexuales y cuando los tienen, los resuelven con mayor eficacia.

Su problema está en querer satisfacer al otro en todo momento. Es sencillo y complejo a la vez, basta con platicar y llevar terapia para que regrese el deseo y el placer en su máxima expresión.

Intza69@yahoo.com

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