Ayer fue un día muy especial para su servidora, en primer lugar fue un privilegio y un honor estar en casa y conmemorar junto a la familia priísta un aniversario más del nacimiento de nuestro partido. Y en segundo lugar, no menos importante para mí, es que gracias a nuestro presidente, el licenciado Enrique Peña Nieto, celebramos también ya como decreto el primer Día Nacional de la Oratoria. Sin ambages puedo decir que para mí es un orgullo ser oradora y priísta.

Hace 87 años se fundó un partido donde tuvieron cabida todos los que tenían algo que aportarle a México, así inició la ruta del progreso. Gracias a los gobiernos emanados de nuestro instituto político se expandió la educación pública, se electrificó el país y a través de un entramado de instituciones se encausó el talento de las y los mexicanos.

Sin embargo, sabemos que ser herederos de grandes conquistas y victorias pasadas no garantiza en ningún momento triunfos venideros. Somos un partido que conoce el sabor de la victoria pero que también ha vivido la derrota. Es un buen momento para hacer un análisis profundo acerca del camino andado. Debemos transformarnos en una oposición con disposición, disposición no sólo de señalar lo que está mal sino también con disposición de escuchar y de construir, poniendo como fin supremo el bienestar de las y los queretanos.

Estamos viviendo un momento crucial, resulta urgente reconstruirnos de adentro hacia afuera y de abajo hacia arriba, pues ya no son los tiempos de antes, no podemos continuar con las viejas prácticas, es momento de erradicar con nuestras acciones el hartazgo que tienen las y los ciudadanos de los políticos, es hoy más que nunca cuando debemos recordar que a la patria y al partido se les honra estando a la altura; regresando el valor a la esencia y la grandeza de nuestro partido que es su base, la militancia, aquellos líderes que se han entregado a la vida partidista; siendo conscientes y responsables del contexto en el que vivimos; fomentando amor y respeto por los ideales de democracia y justicia social.

Pero sobre todo creando una profunda, auténtica y verdadera identidad partidista. Porque justamente por perder su identidad como priístas, muchos abandonaron el barco. Se olvidaron que se es priísta no sólo en tiempos electorales. Se les olvidó que el PRI ha sido, es y seguirá siendo el gran partido de México.

Por ello, amigas y amigos, los invito a sumar esfuerzos para rescatar nuestra identidad como miembros del Revolucionario Institucional. A impregnarnos en el alma y en el corazón aquel amor por el partido que nos legaron nuestros fundadores e ideólogos. Las y los invito a caminar de la mano de las y los ciudadanos, a no rendirnos, a retomar la característica del partido que con humildad abanderaba las causas sociales, a luchar cada batalla partidista con el corazón, porque ser priísta no es cualquier cosa, es izar la vela contra el viento cuando el barco se meza en el tifón.

Es elevar la voz del pensamiento y llevar las palabras a la acción. Es entender que la democracia es nuestro cimiento y la justicia social nuestra misión. Ser priísta es el florecer de la esencia de la Revolución.

Hemos sido convocados las y los miembros de una nueva generación de políticas y políticos que estamos decididos y dispuestos a enfrentar con dignidad el gran reto que representa el 2018 y recuperar los espacios perdidos. Las nuevas generaciones estamos listas para salir a recuperar la justicia social para Querétaro que sea ha perdido por la falta de visión y vocación de quienes hoy lo gobiernan.

Salgamos a las calles renovados, sin miedo a decir con orgullo “soy priísta”, comprometidos, entusiasmados y sobre más unidos que nunca.

Oradora Nacional. Premio Estatalde la Juventud Querétaro 2013. @MadalyrmDavila

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