La invención de noticias, como hemos ya señalado en otros momentos en este mismo espacio, es un aspecto que se propala de la mano de la indiferencia de los mismos usuarios y de las empresas que en su afán de tener mayor tráfico le dan la espalda a dicha problemática.

Si bien es cierto que los gigantes de internet empiezan a tomar medidas para frenar esto, también es verdad que hay diversas empresas que manipulan los datos para evitar ser sancionadas o engañar a los usuarios para cobrarles mayores cuotas por los servicios que ofrecen.

Un caso de estos es la cuestionada empresa Uber, cuyas prácticas de penetración desde hace algún tiempo se debaten en diversos países. Como se sabe, esa empresa alcanza nuevos mercados lanzando sus servicios sin tener el permiso correspondiente. Aprovechando las lagunas de los marcos legales, Uber ofrece sus servicios causando una competencia desleal al contender en el mercado de transporte de pasajeros con ventaja sobre los servicios convencionales, pasándose por el aro a la competencia, quienes sí pagan las licencias y demás impuestos por brindar su servicio.

Pero Uber no la pasa bien, ya que algunos de sus directivos importantes han dejado su cargo. Al mismo tiempo, Uber empieza a perder músculo en cuanto a la calidad de sus servicios. Por si fuera poco se ha visto envuelta en denuncias de explotación laboral, de acoso sexual en sus oficinas y enfrenta una demanda por plagiar tecnología de una empresa de Alphabet-Google.

En muchas ciudades la calidad de los vehículos de Uber ha descendido precisamente porque lo que se había ofertado a los socios y/o choferes, de ganar suficientes ingresos, no ha sido tal, ya que los mismos son castigados con las comisiones que tiene que pagar, sobre todo, si se compara con lo que va a parar a las arcas de Uber.

Hace poco, Uber se vio envuelta en otro escándalo con el uso del programa Greyball, del cual ha dado cuenta The New York Times (goo.gl/Yltlas). De acuerdo con esa nota, Uber decía que usaba dicha herramienta con el objetivo de no ofrecer el servicio de transporte a personas que violentaran los términos del mismo. El programa se caracteriza por mostrar íconos de vehículos en sitios de forma aleatoria, con el fin de saber si puede o no ofrecer el servicio, pero la cuestión es que el mismo daba paso a una aplicación que ofrecía un mapa donde se mostraban datos manipulados en las pantallas de los dispositivos de los solicitantes del vehículo y cancelaba automáticamente los viajes demandados. Eso se hacía cuando se creía que quienes requerían un vehículo eran inspectores de las alcaldías y de esa forma se evitaba la supervisión de las autoridades municipales.

Originalmente Uber pagaba las multas y las descontaba de los honorarios de los conductores detenidos por la policía, pero después optaron por evitar las infracciones creando Greyball, que fue usado en ciudades como Boston, París, Las Vegas y en otros países.

Esa es una rayita más a una empresa que, desde el punto de vista ético, ya tiene varios cuestionamientos. Son diversos aspectos los que entrañan las prácticas cuestionables de varias empresas de las nuevas tecnologías. Además de los éticos y legales, están los que tienen que ver con la facilidad para representar falsamente la realidad de forma digital. En este caso el mapa mostrado no refleja lo que sucede realmente, sino que es una representación manipulada. Al final, esa tergiversación de la información icónica de Uber es equivalente a las famosas fake news.

Además, este tipo de situaciones plantean un nuevo esquema de discriminación, ya que las empresas protegidas por la mediación de aplicaciones y otras herramientas pueden no solo alterar los precios de los servicios, sino seleccionar a qué zonas y personas prestarlos, un rechazo menos fuerte que el que se puede dar de forma física pero que al final es una nueva manera en que se propala la discriminación en los tiempos que corren.

Periodista y escritor especializado en cibercultura. @tulios41

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