Han pasado dos años y todas las mañanas enumero y agradezco las bendiciones que me rodean, los proyectos, los retos y problemáticas que se han puesto en el camino por el que he transitado junto a colegas -mucho de ellos amigos- para intentar transformar una organización emblemática -o eso debería ser- para los queretanos y para la región del centro del país.

Hemos superado finalmente los 1.5 millones de pasajeros transportados (PAX, como se estila denominarlos en esta apasionante industria) y todo parece indicar que estaremos cerca de cerrar con 1.8 millones (cifra histórica para el Aeropuerto Internacional de Querétaro, AIQ).

Este logro, alcanzado gracias al trabajo de 166 colaboradores (y otro tanto de proveedores de servicios especializados como seguridad) no es producto de la casualidad, y aunque si bien esta recuperación post pandemia se suma a la de otros aeropuertos en el mundo, una realidad indiscutible son los esfuerzos de gestión comercial, inversión y promoción nacionales e internacionales que se han llevado a cabo a lo largo de estos veinticuatro meses.

No podemos, sin embargo, decir que las estrategias que han permitido estos logros determinarán el trayecto del resto de la administración, por el contrario, el aeropuerto debería vivir un proceso de transformación profundo desde los ámbitos organizacional y técnico para asegurar una viabilidad y proyección aún más poderosas y sostenidas, mismas que deben permitir su consolidación para que en el largo plazo -entre 10 y15 años- alcance un volumen de pasajeros que ronde la docena de millones de pasajeros y al menos ocho o diez órdenes de magnitud en millones de carga que se esperan hacia el 2035.

Muchas cosas deben de suceder para posicionar al Aeropuerto como uno que movilice no solo gran cantidad de pasajeros y carga, sino también como un gran catalizar de desarrollo industrial y económico per se -aprovechando la reordenación de los modelos de negocio que hoy viven los aeropuertos en el resto del mundo-, un quirúrgico y sostenido rediseño organizacional debe ser la base para apalancar una estrategia digital transversal a las operaciones lado tierra y aire que mejores sustancialmente al experiencia de los viajeros, usuarios, visitantes y demás que ingresen a la ciudad aeropuerto, son solo dos de las principales estrategias que el AIQ deberá desplegar; para ello, el liderazgo, empoderamiento de la alta dirección, mandos medios y operativos serán fundamentales.

Hoy #DesdeCabina, leo los párrafos de manera entre lazada y encuentro que además de ser aspiraciones, buscan reflejar lo que ha imperado a lo largo de los últimos 24 meses del aeropuerto, transformar y potenciar las capacidades que se han desarrollado los pasados 17 años; mi resumen: ¡ Sí podemos !

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