Me parece que Andrés Manuel López Obrador “ya soltó al tigre”, y, como él mismo lo señaló, ahora tendrá que ser él quien lo amarre. Ello en los escenarios de que gane o de que pierda la elección presidencial el próximo 1 de julio.

Recordemos que en la pasada Convención Bancaria 2018, López Obrador manifestó lo siguiente: “Después del 1º de julio yo me voy a Palacio Nacional o a Palenque, Chiapas. Si se atreven a un fraude, me voy también a Palenque y a ver quién va a amarrar el tigre. Quien suelte el tigre que lo amarre. Yo no voy a estar deteniendo a la gente luego de un fraude electoral”.

En el escenario de que pierda, interpreto su declaración como una amenaza y un llamado al “pueblo”a levantarse en contra del fraude. Recordemos que, desde su punto de vista, la única razón por la que podría perder sería por fraude electoral . Para López Obrador y sus partidarios no cabe la posibilidad de perder por la decisión democrática. De ahí que me parece que López Obrador tendrá que convocar a sus partidarios, primero, a cuidar la elección y a denunciar por la vía institucional y en apego al estado de derecho las irregularidades que observen, y, segundo, a conducirse con civilidad y preservar la paz. Es decir, serán su responsabilidad los daños que se generen y tendrá que ser él quien “amarre al tigre” que él despertó.

En el otro escenario, en el que Andrés Manuel López Obrador gana, también tendrá que “amarrar al tigre”. Las razones son varias, pero antes tengamos presente que millones de seguidores de Obrador se han convertido en fanáticos que esperan de él una solución inmediata a todos sus problemas, así como la satisfacción de todas sus necesidades. Fanatismo que los ha llevado a perder toda objetividad y voluntad de análisis.

La principal razón de por qué Andrés Manuel López Obrador tendrá que “amarrar al tigre” es porque él “ya lo soltó” al generar unas expectativas impresionantemente altas y, desde mi punto de vista, inalcanzables. Por ejemplo: hoy miles de jóvenes esperan y confían en que tendrán un espacio en las instituciones de educación superior. Todos ellos asumen que “ganando Amlo entrarán a la universidad o al tecnológico”, cuando en la realidad llevará tiempo asignar los presupuestos, recaudar y obtener los recursos, elaborar los proyectos, construir los espacios físicos y también formar a los profesores. Es decir, quienes esperan el triunfo de Morena para entrar a la universidad no lo podrán hacer ni el próximo agosto/septiembre 2018 ni en enero/febrero 2019, y seguramente tampoco en el resto del 2019 ni en el 2020; quizá algunos puedan ingresar en el 2021. Lo mismo ocurrirá con otros sectores de la población, como los campesinos de Guerrero que asumen que contarán con apoyo para sembrar maíz y que su producción gozará de “los precios de garantía que los sacarán de pobres”. También las expectativas que se han generado en todo “el pueblo”, como son el fin de la corrupción, que el precio de la gasolina bajará notable y permanentemente, que los ninis tendrán trabajo/capacitación, etc. La realidad es que las expectativas no podrán ser alcanzadas ni con el denominado “bono democrático” del que gozará, si es que gana, López Obrador. “Bono democrático” superior al que obtuvo Fox.

Es cierto que las soluciones y respuesta a los problemas y necesidades del “pueblo” se inician con la voluntad de resolverlas, voluntad que le reconozco a López Obrador y a otros candidatos, y que, aun cuando se elijan los caminos correctos para alcanzarlas, lleva tiempo. Por lo tanto me parece que hacer creer al “pueblo” que sus problemas serán resueltos y sus necesidades serán satisfechas a la brevedad, y sustentado sólo en buenos deseos, también lo considero fraude electoral. Explotar la necesidad de la gente y engañarla con soluciones mágicas es un fraude que sin duda, y al paso del tiempo, será sancionado “por el pueblo” de una u otra manera. Ojalá sea en paz.

Fuente de los deseos. Ojalá Andrés Manuel “amarre el tigre que ya soltó”; ojalá actúe con auténtica responsabilidad y patriotismo y convoque al respeto, en todos los sentidos, de los derechos de los demás. Ojalá que los demás candidatos hicieran lo mismo.

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