Estaba en la maestría cuando una amiga me pidió que la acompañara a revisar sus callos. Extrañado, le dije que sí, pero me quedé como el emoji que levanta una ceja. Pensé que sería un viaje al podólogo o quizás al pediquiur,, pero terminamos en el laboratorio de biotecnología vegetal. Ella se puso guantes, abrió una gaveta y sacó varias cajas Petri que dentro tenían unas masitas. Esos eran “sus” callos y no estaban en la planta de sus pies. “Son plantas de agave”, me dijo y por más que les di vueltas, no detecté ni un atisbo de vegetalidad. Mi amiga estaba trabajando con regeneración de plantas y micropropagación.

La micropropagación es una técnica que permite generar plantas de manera masiva con una técnica llamada cultivo de tejidos vegetales. Este método produce clones de plantas de manera muy eficaz, en poco tiempo y en grandes cantidades, aun en espacios reducidos.

Mi abuela era propagadora y yo no lo sabía. Más de una vez, mientras caminábamos, me pedía que le echara “aguas” mientras ella le arrancaba un pedacito a una planta suculenta que se asomaba por alguna ventana y luego del hurto, caminábamos en silencio cómplice. Al llegar a casa, enterraba la evidencia y con suerte, esos esquejes o “hijuelos” echarían raíces.

Una planta tiene partes que podemos identificar, como sus hojas, pétalos y raíces que tienen la misma información genética dentro de sus células, pero sus funciones se expresan de manera diferente. Se especializan y esto provoca los cambios por los que diferenciamos una hoja de una raíz. Lo mismo pasa con las células de tu cuerpo, por eso tu ojo es bien diferente a tu dedo. Pero las plantas tienen ventajas tecnológicas que los animales no poseemos, así ellas pueden revertir la especialización, volverse totipotentes y perder la forma que podemos reconocer en una planta. Los callos son células totipotentes de plantas que podemos inducir para que se conviertan en tallo y hojas, pero también en raíces. O tomar partes pequeñas del callo y llevarlas a varios medios, para luego generar cientos de plantas idénticas para ser aclimatadas y trasplantadas a su nuevo sitio en el que crecerán y se convertirán, por ejemplo, en tequila.

Los callos son útiles para muchas investigaciones desde la biotecnología vegetal y una de sus aplicaciones puede ser inducir órganos diferenciados para que se pueda convertir un una, cien o miles de plantas completas para la micropropagación para agroindustrias como la tequilera, que necesita muchas plantas y más o menos estandarizadas de agave tequilana Weber var “Azul”. El problema de este modo de producción es que se convierten en grandes cultivos idénticos y si llega un microorganismo que se siente cómodo infectando, puede terminar con todo el cultivo de manera muy acelerada. A veces una buena idea tiene riesgos elevados; a veces la vegetalidad no se reconoce con los ojos; a veces los callos no están en los pies… y a veces, lo que parece será una tarde en el podólogo termina como una clase de biotecnología vegetal.

Fuentes:

Sobre el cultivo in vitro de células y tejidos vegetales. Disponible aquí: https://www.intagri.com/articulos/nutricion-vegetal/cultivo-in-vitro-de-celulas-y-tejidos-vegetal

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