En realidad este es un juego de palabras que poviene del inglés y se refiere al satélite de la NASA Curiosity que se depositó en Marte en septiembre pasado, o sea, que el título debería ser ¿A dónde nos ha llevado el Curiosity? Bueno, pues el Curiosity tomó algunas imágenes, en particular, una en la que se muestran las Dunas Bagnold, la banda más obscura en la parte inferior, viendo hacia el flanco noroeste de Mons Aeolis. Los montículos redondeados del centro contienen sulfatos, que es un posible indicador de actividad volcánica y escasez de agua durante su formación. La superficie rugosa en la parte superior de la montaña se dice que está compuesta de polvo marciano.

La idea de este experimento es, entre otras y por supuesto, la búsqueda de parámetros que permitan decir si pudiera haber habido vida en el planeta rojo. Para ello, el Curiosity buscó claves geológicas y ambientales para determinar la disponibilidad y la química del agua, la presencia de carbón y otros elementos químicos clave requeridos para la existencia de vida, fuentes de energía para sostener el metabolismo, y la ausencia de peligros químicos y ambientales.

De hecho, sólo poco tiempo después de que el Curiosity pisó Marte, se encontró la existencia de un manantial donde alguna vez fluyó agua. Este descubrimiento sugiere que por lo menos algunas partes de Marte pudieron ser habitables, ya que la vida en la Tierra, por ejemplo, prolifera en donde hay agua líquida.

Otro descubrimiento importante del Curiosity se dio gracias a la excavaciones realizadas con su taladro, el cual fue capaz de penetrar 6.4 centímetros en la corteza de Marte. Esto permitió al Curiosity estudiar el medio ambiente tal como existió hace miles de millones de años. El análisis de la roca permitió encontrar algunos de los ingredientes químicos fundamentales para la vida, a saber: azufre, nitrógeno, hidrógeno, oxígeno, fósforo y carbono. A su vez, el análisis del polvo de la roca llevó también al descubrimiento de la presencia de minerales de barro y, por lo tanto, a la especulación por los investigadores de la posible existencia hace mucho tiempo de un ambiente acuoso, probablemente un lago, con un pH neutro y no muy salado.

Con esta evidencia, el equipo de investigadores del Curiosity anunciaron en marzo pasado que el sitio en donde tocó tierra el Curiosity pudo haber sostenido vida microbial hace miles de millones de años.

Como hemos podido ver en este artículo, el desarrollo de la ciencia espacial, la cual está por cumplir 60 años, ha permitido realizar cosas que no eran creíbles entonces, como el conocimiento más detallado de otros cuerpos planetarios, en este caso Marte. En artículos por venir, voy a tratar otros aspectos de la era espacial poniendo énfasis en desarrollos relacionados en el aspecto no sólo de geociencias propiamente sino también más espaciales y aún astronómicos. Por ejemplo, quién nos iba a convencer hace 60 años de que el espacio entre el Sol y la Tierra no está vacío sino que está poblado por un material llamado plasma, que consiste de partículas cargadas tanto negativas como positivas y de un campo electromagnético. Cuando Eugene Parker lo propuso en los años 50, poca gente realmente lo creía. Y el otro ejemplo es cómo se ve la Tierra desde el espacio, y tanto ella como otros objetos estelares (incluyendo planetas, meteoritos y cometas), cómo se "ven" en longitudes de onda fuera del espectro visible y las ondas de radio.

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