Bianca Hernández, comunicadora de profesión y mamá soltera de una niña de dos años y  medio, afirma que equilibrar su carrera con la maternidad es complejo, pues en muchos centros de trabajo es difícil que comprendan todas las responsabilidades que conlleva ser madre y cumplir con una agenda laboral.

La joven mujer se inclina para fotografiar un ramo de flores. Es parte de su trabajo diario, de sus actividades como profesional de la comunicación. En estos días debe salir a trabajar, como muchas mamás trabajadoras que deben salir a “perseguir la chuleta” todos los días, sin importar los días festivos.

“Soy mamá soltera, completamente sola. No cuento con el apoyo paterno para nada. Ser mamá trabajadora es muy complicado, sobre todo porque en el trabajo no entienden la parte de que eres mamá, que los niños se enferman, que los niños tienen que comer, tienes que ir a comprar cosas que te piden en la escuela o en la guardería. Son detallitos que las empresas todavía no entienden”, explica.

Señala que hay ocasiones en las que a las madres solteras les dan a elegir: como mamá, trabajas o no trabajas. Si trabajan, es con las condiciones de una persona normal que no tiene obligaciones, que no tiene familia. Si se decide no trabajar se tienen que quedar en casa, limitar gastos por falta de ingresos y depender de otras personas, lo que es todavía más complicado.

Ser madre soltera, la crianza que requiere redes de apoyo y empatía
Ser madre soltera, la crianza que requiere redes de apoyo y empatía

Indica que a su hija, mientras trabaja, la deja en una guardería. Sus turnos no son de un horario normal de oficina, son variables. Las ocho horas de jornada normal su bebé se queda en la guardería. Cuando tiene que trabajar por las tardes o fines de semana, es su comadre, su mamá o hermana quienes son su red de apoyo y cuidan de la pequeña.

De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), para el cuarto trimestre de 2022, siete de cada 10 madres solteras eran económicamente activas y 97% de ellas estaban ocupadas.

“Hay ocasiones en las que me he tenido que llevar a mi hija a los eventos, a trabajar, porque de plano toda mi red de apoyo tiene vida, tiene cosas que hacer y tampoco les puede privar a ellos de sus cosas para que te echen la mano. Cuando pueden lo hacen, pero cuando no, te las tienes que arreglar, y arreglártelas implica llevártela a trabajar. Es la única opción que tienes”, subraya Bianca.

Apunta que ser mamá soltera, sin apoyo de una figura paterna, complica aún más las cosas. Dice que al final todos los gastos, todas las cuentas, las tiene que pagar ella y resolverlo.

“Si hablan de la guardería porque la niña vomitó o tiene tos o diarrea, cualquier cosita que la guardería, por cualquier cosa no la pueda tener, la única que tienen para responder soy yo. No le puedo hablar al papá y decirle: ‘Oye, échame la mano en esto’, o ‘échame la mano con lo otro’. Lo resuelvo yo. 

“Igual en cuestión de ingresos es mi sueldo nada más. Si necesitamos algo extra la joda es para mí, porque a veces implica tener otro ingreso extra, otra chamba extra, que implica perder tiempo que puedes tener con tu hija para sacar adelante todos los gastos”, enfatiza.

Ante las ocupaciones que tiene, Bianca dice que trata de exprimir hasta el último minuto que puede estar con su hija. Procura que el tiempo que pase con ella sea de la mayor calidad posible. Estar con ella, hacerla sentir que la quiere, que la procura, la entiende y la acompaña en todo lo que se pueda. También tratar de que entienda, aunque es pequeña todavía, que su mamá tiene que salir a trabajar y hay ocasiones que no puede estar con ella, no porque no quiera, sino porque tiene que cumplir con su deber profesional.

Bianca le manda un mensaje a su hija del futuro: “Que sea feliz, que le eche ganas, que sea lo que ella quiera ser, pero que sea la mejor en lo que ella decida. Que siempre luche por ella, siempre por ella y después por ella; que sea empática, respetuosa y que nunca olvide los valores que les enseñó su mamá en toda su vida”.

A su mamá, precisa, le pediría perdón por muchas cosas. “Ya que estás del otro lado, entiendes lo complicado que es cumplir el papel de madre. Todos los berrinches que le hiciste porque no compró el juguete, la ropa. Ahora ya logras entender que no es nada fácil”, confiesa.

“Entiendes que tienes que decir ‘o comemos o le compro el juguete de moda’. Y hay veces que dices: ‘Lo siento, tenemos que comer, hija, no se puede’. Eso le diría, y que la perdono de todas esas cosas de las que alguna vez la culpé. Ahorita la entiendo, la perdono y la abrazo, porque sé que también es una niña que tuvo carencias y que mi abuela hizo lo que pudo en su momento, como ella lo hizo conmigo, y ahora la entiendo”.

Agrega que la principal lección que ha aprendido de su mamá es ser empática, ser respetuosa, cuidar cualquier forma de vida, pues todos en este planeta “estamos relacionados y coexistimos”. Es lo que ahora Bianca quiere enseñar también a su hija: “Abrazar a todos y amar a su planeta”.

La maternidad en estadísticas 

Datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, Nueva Edición (ENOE) del Inegi indican que, durante el cuarto trimestre de 2022, en México residían 56 millones de mujeres de 12 años o mayores. De todas ellas, el 67% (38 millones) ya eran madres.

La estructura porcentual de su situación conyugal muestra que la mayoría de las madres estaban casadas (47%), la quinta parte vivían con su pareja en unión libre, 12% eran viudas y el 11% eran solteras.

El grupo de edad en donde se concentró la mayor cantidad de madres solteras  fue en el sector que comprende de 30 a 34 años (4 millones). Siguieron las de 25 a 29, 35 a 39 y 40 a 44 años, con un valor porcentual de 11% para cada grupo.

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