Desde que inició la contingencia sanitaria por Covid-19 y el uso del cubrebocas se volvió una obligación, las personas sordas no pueden leer los labios, por lo que la comunicación entre sordos y oyentes es casi imposible.

Cualquier actividad, como un trámite bancario, una consulta médica o simplemente pedir una indicación en la vía pública es un verdadero calvario para los sordos, quienes solo son capaces de leer los labios y de esta forma mejorar la comunicación; sin embargo, actualmente esa tarea es casi imposible.

Algunos sordos piden a las personas que se retiren el cubrebocas para poder leer los labios y entender lo que les preguntan, pero las personas no siempre acceden.

Si la situación es complicada para los adultos sordos o con baja audición, lo es aún más para los niños con esta condición, quienes se limitan a interactuar con sus padres y familiares más cercanos, pues ellos tampoco pueden leer los labios de sus interlocutores.

Por esta razón, la asociación queretana Ándale para Oír, Padres de Niños Sordos AC ha distribuido entre sus alumnos un prototipo de cubrebocas diseñados especialmente para los sordos y sus familias.

Estos cubrebocas tienen un apartado transparente a través del que se puede ver el movimiento de los labios y sea más fácil poder distinguier los movimiento de la boca.

Terapias virtuales

Estos cubrebocas también están a la venta y tienen un costo de 50 pesos, y pueden adquirirse a través de la página de facebook Ándale para Oír, Padres de Niños Sordos, lo recaudado será para beneficio de la propia asociación civil.

Elena Magaña, presidenta de la asociación civil, señala que debido a la contingencia sanitaria todas las actividades y terapias audioverbales se realizan por internet; sin embargo, con dichos cubrebocas se preparan para volver a los trabajos presenciales, pues dice “los niños no pueden dejar sus terapias.

“La terapia no es algo que puedas frenar, es como una escuela, cada niño lleva su proceso y no puede parar porque se le olvida todo lo que llevan avanzado. Los cubrebocas están listos para usarse en cuanto los niños puedan regresar a sus terapias presenciales, tienen un apartado transparente para que la terapeuta pueda ver los labios del niño y también el niño vea los labios de la terapeuta; estas son terapias audioverbales, y por eso el movimiento de la boca es muy importante, será una herramienta muy buena para sus terapias una vez que puedan ser verbales.

“De todas formas ya hemos donando varios cubrebocas para algunos beneficiarios o pacientes que han venido por alguna urgencia o que necesitan algo, a ellos se les ha dado ya su cubrebocas. Tienen diseños bien padres, a los niños les gustan mucho. Pensamos destinar unos cubrebocas para que estén a la venta, los interesados pueden escribirnos en nuestra página de facebook”, señala.

Elena Magaña explica que las terapias impartidas en la asociación tienen el fin de que los niños sordos aprendan a hablar, “ellos no son mudos, con terapia podrían desarrollar un lenguaje oral, algunos niños tienen implante coclear, otros no, depende de la pérdida de la audición”, señala la activista.

Actualmente se tienen 68 niños sordos o con baja audición registrados en la institución.

“Los niños sordos son uno de los grupos más vulnerables, la comunicación de por sí ya es difícil, y con el cubrebocas todo se ha complicado mucho más, nosotros tenemos sordos con síndrome de down, sordos autistas, requieren mucho de sus familia, de sus papás, y ahora que toda la cotidianidad ha cambiado es muy duro también para sus papás, mantener todo en control”, comenta Elena Magaña.

Lectura de los labios

Los cubrebocas transparentes fueron donados a la asociación civil por la empresa Maquila Yao, cuyo director es Yannick Yao Kwoh, él tiene baja audición y ha vivido en carne propia las dificultades de la vida diaria al no poder leer los labios.

Confiesa que antes de la contingencia sanitaria y del uso masivo de cubrebocas, nunca se había dado cuenta de lo mucho que le servía leer los labios.

“Hasta antes de esto no era consciente de que yo leía los labios y de que eso me servía mucho para comunicarme con las personas, hasta ahora que utilizan el cubrebocas y veo que la comunicación es muy difícil”.

“Es frustrante porque en un trámite bancario, por ejemplo, o en cosas del trabajo, les pido que hablen más fuerte, y hay gente que se desespera porque no les entiendo y terminan quitándose el cubrebocas para hablarme”, señala Yannick Yao Kwoh.

A petición de los propios integrantes de la asociación, Yannick se dedicó a producir este tipo de cubrebocas, el objetivo principal, dice, es que los niños puedan sobrellevar mejor la situación y no tengan tantas complicaciones para comunicarse a pesar de usar la mascarilla.

“Lo principal es que los niños puedan seguir comunicándose, y si esto les ayuda a lograrlo a nosotros nos da mucho gusto. A las personas que en algún momento tengan que interactuar con alguna persona sorda o con baja audición, les pediría que sean pacientes.

“Les pido que nos ayuden y hablen un poquito más fuerte, un poquito más claro”, comenta.

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