Sin síntomas y mediante un chequeo rutinario fue como detectaron el cáncer de mama en María Isabel García, mujer de 71 años, quien radica en Querétaro.

A casi cinco años de la confirmación del diagnóstico, recuerda aquel momento como una alerta para que más mujeres estén pendientes de su salud.

Ese instante de su vida, relata, fue complejo, pero  no tanto como años atrás, cuando una de sus hijas obtuvo el mismo diagnóstico médico.

“Voy a cumplir cinco años de que me detectaron cáncer, fue difícil y más difícil lo de mi hija que lo mío, me dolió más que le diera a mi hija a que me diera a mí, pero bendito sea Dios, estamos bien”, recuerda. 

La mujer comparte cómo vivió su proceso de detección y de tratamiento, tras cinco años del diagnóstico.

“Yo no sentí nada, no me dolía nada, simplemente fui a hacerme la prueba y ahí me dijo el doctor que había salido mal el aparato supuestamente y volví a ir, me hicieron un ultrasonido y ahí salió que efectivamente tenía cáncer y pues sí me doblé, pero no igual que como fue con mi hija, ya había pasado lo de mi hija, que salió bien y está bien”, rememora. 

Tras confirmarle la enfermedad, el doctor comenzó a explicarle una serie de complejidades, que se resumieron en la pregunta que María Isabel hizo al doctor. Entonces, la solución inmediata que le dieron fue extirpar un seno.

“Cuando llegué con el doctor que me iba a operar, me empezó a explicar muchas cosas que te quedas así de ‘¡espérame!’ 

“Entonces le dije: ‘si fuera tu mamá, ¿qué harías?’ y me dijo: ‘yo se lo quitaba’. ‘¡Entonces, quítamelo!’”, le pidió.

“A mis hijas se les escurrieron las lágrimas, estaban a un ladito de mí, les digo: ‘no pasa nada, ya no tenemos bebés, a mi edad ya voy de gane’”. 

Ese difícil momento, ahora Isabel lo recuerda como una buena decisión que implicó que no pasara por quimioterapias.

“Entonces, creo que fue una muy buena decisión, que luego me dijeron: ‘te lo hubieran salvado’, pero el hubiera no existe; gracias a Dios no me dieron quimios, radiaciones, más que mi medicamento de todos los días por cinco años, fue lo único”. 

Tras cinco años, hoy María Isabel es una mujer sana, que se ama y se reconoce al verse frente a un espejo; lo que para sus hijos fue una decisión impactante, para ella fue la posibilidad de salir avante de la enfermedad.

“Me siento bien, me siento tranquila, no fui a ponerme a llorar. Yo me veo en el espejo y me veo normal, no pasa nada, porque un pecho no es nada, le dije a mis hijas: ‘cuántas personas  hay ciegas, sin una mano, sin un pie y siguen vivos, no me veo nada de malo’, en ese aspecto sí he sido muy positiva”.

María Isabel insta a las mujeres a realizarse chequeos rutinarios, y no posponerlos, para hacer posibles detecciones oportunas que permitan salvar la vida de más personas, de ir un paso adelante.

“Yo le pido a las mujeres que se chequen, que vayan, que vean, que ya no estamos en mis tiempos y que tenemos que checarnos y vernos. 

“Para poder disfrutar a los hijos, nietos y bisnietos que deben salir adelante y no dejarse vencer, yo no me dejé vencer, lo superé muy rápido porque a los dos meses o tres que me lo detectaron me operé, tomé la decisión de quitarme el seno, fue difícil, pero fue lo mejor, aquí estamos firmes y les digo: ‘para atrás, ni para agarrar vuelo”.

Refiere que como otras mujeres, pueden acercarse a la Unidad de Especialidades Médicas de Detección y Diagnóstico de Cáncer de Mama (UNEME-DEDICAM), ubicada en la avenida Fray Luis de León, sin número, en la zona Centro Sur de la capital, a un costado del Hospital del Niño y la Mujer.

Ella es una de las primeras mujeres en recibir una de las 65 prótesis externas de mama que entregará la asociación Mujeres Unidas Contra el Cáncer de Mama (MUCCAM) y Gas Rosa; refiere que ya contaba con una prótesis que requería ser cambiada, pues tenía cinco años de usarla.

María Isabel se describe como una mujer plena, feliz, fascinada con sus seis nietos y, dentro de poco, dos bisnietos.

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