Desde las primeras horas del día, Francia y Pedro, ambos monitoristas del sistema de seguridad C4 en Corregidora, se convierten en los ojos de la ciudad. A través del monitoreo de más de mil 300 cámaras de vigilancia, ambos detectan todo tipo de delitos ocurridos en las calles y dan aviso a sus compañeros policías para que acudan al evento.

“Es un trabajo muy estresante, debes tener mucho control porque son situaciones de riesgo y debes estar siempre en contacto con tus compañeros policías, nosotros somos sus ojos, debemos reportar cualquier tipo de delito y además acompañarlos durante todo el trayecto, siempre vigilándolos a través de las cámaras”, comentan.

Los ojos de la ciudad

Jonathan Pedro Sánchez Reséndiz ingresó como monitorista del C4 de Corregidora desde hace 4 años, inició como practicante profesional y ahora es instructor del área de monitoreo. Su trabajo es encargarse de cierto número de cámaras de videovigilancia y detectar cualquier conducta delictiva para reportarla a los oficiales, una vez realizado el reporte, éste se canaliza a la dependencia correspondiente y se envía una unidad para atenderlo.

Los delitos más frecuentes detectados por los monitoristas son robos en todas sus modalidades: detección de vehículos robados, asaltos a mano armada e incluso persecuciones. En el caso de los vehículos con reporte de robo o persecuciones, la situación debe detectarse en el centro de monitoreo y canalizar en menos de 7 minutos, pues ese es el tiempo estimado en que un vehículo (sin tráfico en la ciudad) podría cruzar el municipio de lado a lado.

“Cuando nosotros detectamos algún tipo de conducta sancionada o tipificada, informamos a los oficiales que están con nosotros y ellos canalizan una unidad para que se atienda el reporte, ese es el proceso que realizamos. Debe ser en menos de 7 minutos”.

Para Jonathan Pedro ser parte del C4 y trabajar como monitorista es uno de sus grandes orgullos, pues dice, “es muy satisfactorio saber que estás contribuyendo a mantener la seguridad en el municipio”, sin embargo, advierte que ser monitorista de una dependencia de seguridad requiere templanza y una enorme capacidad para trabajar bajo presión.

Todos los días, comenta, cuando termina su turno, deja todas las tensiones y preocupaciones en el centro de monitoreo y se lleva a casa sólo la satisfacción de los logros obtenidos durante el día.

Carga emocional

En algunas ocasiones los reportes van más allá de un simple robo, y la situación puede ponerse tan difícil que incluso algunas personas pueden resultar heridas, por eso Pedro hace énfasis en no cargar con esas situaciones de estrés hasta su hogar.

“Para este trabajo necesita mucha capacidad de trabajar bajo presión, y tener equilibrio emocional para que lo que ves aquí no te lo lleves a tu casa, aquí desarrollas muchas cualidades, si tú estás estresado comunicas eso a tu compañeros, tratamos de manejar la situación de una manera inteligente y tranquila".

“Bueno y malo te lo puedes llevar a tu casa, pero lo negativo debes dejarlo aquí y llevarte siempre tus logros, ser consciente de lo que has contribuido, a veces tocan reportes donde hay personas heridas, accidentes, todo eso es muy duro y hay que saber manejarlo”.

El monitorista espera que con el tiempo la imagen del policía se reconstruya pues, dice, es importante que la gente comprenda que el policía es una ser humano que necesita descanso, ver a su familia, tener un hogar; situaciones que aunque son de vital importancia, muchas veces se dejan de lado para realizar su trabajo.

Importancia del monitoreo

Reconoce la labor de los oficiales que realizan su trabajo en calle, pero también pide reconocer el importante trabajo de los monitoristas, que prácticamente son los ojos de los policías que circulan por las distintas zonas de la ciudad.

“Cuando se presenta alguna situación, nosotros hacemos un cerco virtual de las posibles rutas de escape, informamos de marca, modelo, características del vehículo para que el oficial en calle sepa lo que está buscando, nosotros somos los ojos del oficial, nosotros monitoreamos y los despachadores se mantienen en contacto todo el tiempo con oficiales de calle, también contribuimos a salvaguardar la seguridad del oficial, nosotros vemos lo que ellos no ven, somos su ojos desde el C4”.

“Quisiéramos que se dignificara la parte de la labor del oficial, ellos también tienen que descansar, ver a su familia aunque a veces la misma atención de los reportes no lo permiten, todos los de c4 somos profesionales y empleamos los recursos tecnológicos de la mejor manera para contribuir al ambiente de seguridad”.

Al igual que Jonathan Pedro, Francia Guadalupe Castrejón Mendoza es monitorista del C4 desde hace un año; asegura que aprender a monitorear mil 300 cámaras de vigilancia, memorizar sus códigos y conocer a la perfección los planos, calles y avenidas de la ciudad no es tarea fácil. Sin embargo, se dice orgullosa de realizar esta importante labor.

“En este trabajo la adrenalina es cosa de todos los días, la adrenalina depende del reporte, pero sin importar la situación tienes que mantener la calma, controlarte y buscar soluciones. Le pediría a la gente valorar el trabajo de los compañeros que forman parte de una corporación policiaca, ya sea que estén en calle o en oficinas, en el centro de monitoreo los horarios son bastante pesados a veces no tienes tiempo ni de comer ni de ir al baño, no tienes tiempo de nada, pero siempre lo hacemos con mucho gusto y responsabilidad”, asegura.

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